Vicente Bau
Les aseguro que desconozco el nombre del futuro entrenador del Valencia. A buen seguro algunos colegas —periodistas— más metidos en el día a día que yo ya saben desde hace tiempo por dónde van los tiros. Pero bueno, desde mi ignorancia en este tema, sí tengo claro cómo me gustaría que fuese el futuro sucesor de Unai Emery.
Respeto a Unai
En primer lugar, y antes de meterme en faena, y pese a que estoy calentito por la derrota ante el Málaga, creo que es justo finiquitar el ciclo Emery con elegancia y corrección. Es decir, cuatro años juntos no merecen una despedida amarga. Unai ha cumplido con su filosofía y nadie le puede tirar en cara desgana o falta de implicación. Él se ha esforzado. Otra cosa es que su dedicación no esté a la altura de lo que queremos por estos lares. Así pues, seamos elegantes y digamos adiós al de Hondarribia con buenas formas. Su despedida debe ser dulce… sin malas caras.
Con carácter
Sigo, y aunque —repito— el sucesor de Unai pudiera estar ya atado y bien atado, les voy a decir cómo me gustaría a mí que fuese ese técnico de futuro. Lo quiero con carácter, independiente, ambicioso, trabajador y ´jefe´ de su propio vestuario. ¿Que parece lo normal? No, no, no se equivoquen, el Valencia de los últimos años se ha movido más tranquilo con un técnico obediente y escasamente cabezón. Cuando digo que me gustaría un técnico con carácter estoy diciendo que lo que no creo que sería bueno para el Valencia es una nueva versión de Emery. Aquí hace falta otra cosa.
Menos Llorente
Esto que voy a escribir no le va a gustar nada al presidente del Valencia… pero es lo que pienso. A Llorente le gusta controlar hasta el más mínimo detalle —totalmente respetable—, pero debe dejar que el apartado deportivo fluya por su cuenta… por la cuenta del apartado deportivo, no por la de Llorente.
Plantar cara
En resumen, mi entrenador de futuro debería ser un técnico incómodo para Llorente. Incómodo no por fastidiar. Incómodo por tener su propio carácter y su propia personalidad… confluyente o no con la que emana del sillón presidencial.
La no germanor
Se acerca el derbi Valencia-Villarreal —ya saben, ese en el que la única ´germanor´ se da en el palco… que no en la grada ni en el césped—y tal como van las cosas puede ser un derbi de tres pares de congojos. Uno se puede jugar la Champions (el Valencia) y el otro, si pierde en su duelo contra el Sporting en Gijón, la permanencia (el Villarreal). Si fuera así yo pondría una cámara fija enfocando a Llorente y Fernando Roig. La situación no puede ser más pintoresca y dramática.
El azucarillo
Mientras tanto, mientras llegan los días de vientos fuertes, asistimos a la desintegración futbolística de un Valencia a la deriva que se derrite como un azucarillo en un humeante café. Nada funciona. El equipo hace aguas. Está en plena recesión. La única noticia positiva es que queda poco por aguantarnos… ahora bien, que ese poco acabe en Champions… en caso contrario aquí se puede armar la mundial.
http://www.superdeporte.es/colaboradores/2012/04/26/futuro-entrenador/160105.html
Les aseguro que desconozco el nombre del futuro entrenador del Valencia. A buen seguro algunos colegas —periodistas— más metidos en el día a día que yo ya saben desde hace tiempo por dónde van los tiros. Pero bueno, desde mi ignorancia en este tema, sí tengo claro cómo me gustaría que fuese el futuro sucesor de Unai Emery.
Respeto a Unai
En primer lugar, y antes de meterme en faena, y pese a que estoy calentito por la derrota ante el Málaga, creo que es justo finiquitar el ciclo Emery con elegancia y corrección. Es decir, cuatro años juntos no merecen una despedida amarga. Unai ha cumplido con su filosofía y nadie le puede tirar en cara desgana o falta de implicación. Él se ha esforzado. Otra cosa es que su dedicación no esté a la altura de lo que queremos por estos lares. Así pues, seamos elegantes y digamos adiós al de Hondarribia con buenas formas. Su despedida debe ser dulce… sin malas caras.
Con carácter
Sigo, y aunque —repito— el sucesor de Unai pudiera estar ya atado y bien atado, les voy a decir cómo me gustaría a mí que fuese ese técnico de futuro. Lo quiero con carácter, independiente, ambicioso, trabajador y ´jefe´ de su propio vestuario. ¿Que parece lo normal? No, no, no se equivoquen, el Valencia de los últimos años se ha movido más tranquilo con un técnico obediente y escasamente cabezón. Cuando digo que me gustaría un técnico con carácter estoy diciendo que lo que no creo que sería bueno para el Valencia es una nueva versión de Emery. Aquí hace falta otra cosa.
Menos Llorente
Esto que voy a escribir no le va a gustar nada al presidente del Valencia… pero es lo que pienso. A Llorente le gusta controlar hasta el más mínimo detalle —totalmente respetable—, pero debe dejar que el apartado deportivo fluya por su cuenta… por la cuenta del apartado deportivo, no por la de Llorente.
Plantar cara
En resumen, mi entrenador de futuro debería ser un técnico incómodo para Llorente. Incómodo no por fastidiar. Incómodo por tener su propio carácter y su propia personalidad… confluyente o no con la que emana del sillón presidencial.
La no germanor
Se acerca el derbi Valencia-Villarreal —ya saben, ese en el que la única ´germanor´ se da en el palco… que no en la grada ni en el césped—y tal como van las cosas puede ser un derbi de tres pares de congojos. Uno se puede jugar la Champions (el Valencia) y el otro, si pierde en su duelo contra el Sporting en Gijón, la permanencia (el Villarreal). Si fuera así yo pondría una cámara fija enfocando a Llorente y Fernando Roig. La situación no puede ser más pintoresca y dramática.
El azucarillo
Mientras tanto, mientras llegan los días de vientos fuertes, asistimos a la desintegración futbolística de un Valencia a la deriva que se derrite como un azucarillo en un humeante café. Nada funciona. El equipo hace aguas. Está en plena recesión. La única noticia positiva es que queda poco por aguantarnos… ahora bien, que ese poco acabe en Champions… en caso contrario aquí se puede armar la mundial.
http://www.superdeporte.es/colaboradores/2012/04/26/futuro-entrenador/160105.html
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