¿BYE, BYE A LA TEMPORADA?

Pepe bajaba las escaleras, cabizbajo. Ni siquiera había visto el final del partido. En la puerta N5 se topó con su amigo Vicent, que también había abandonado el campo antes de hora. Ambos se dieron la mano, pero no dijeron ni una palabra. Esta película ya la han visto otros años. Opina sobre esta crónica.

Pepe y Vicent son el típico aficionado que va a Mestalla cada dos semanas. Apasionados, vehementes, volátiles, guerreros cuando el árbitro o el rival trata de arrebatar a su equipo la victoria. Del mismo modo, Pepe y Vicent notan cuando algo va mal. Flota en el ambiente. Se siente en la grada, en Gol Xicotet, en Grada la Mara, en Gol Norte. Incluso entre los aficionados de Tribuna Central.

Ahora mismo, algo no va bien en el Valencia.

La sensación, de puertas para afuera, es que tras lo de Gelsenkirschen, la temporada acabó para los jugadores. "Finito". Hasta luego. Era la ocasión perfecta para esta plantilla, poco acostumbrada a los focos y al estrellato, de meterse entre los ocho mejores de Europa y ganarse un rincón en el panorama europeo. La oportunidad se desaprovechó, y ahora el equipo se arrastra pesadamente en busca de recuperar su identidad, de recoger sus pedazos de corazón roto por el camino.

No se jugó mal ante el Sevilla, cierto. No merecieron los hispalenses llevarse los tres puntos, cierto. El arbitraje fue lamentable una vez más, cierto. Javi Varas hizo el partido de su vida, cierto. Pero buscar excusas de mal pagador no es nuestro estilo.

Hablamos de sensaciones. Igual que cuando la racha de once partidos sin perder hacía que los afines el orden establecido lanzasen proclamas de euforia, nosotros preferíamos una análisis más concienzudo. E igual que tras lo de Zaragoza, queríamos creer que no era más que un accidente, mientras otros lanzaban proclamas apocalípticas. Hay que ser más ponderado, echar un vistazo al bosque en lugar de remirar el árbol una y otra vez.

Y parece, repito, parece, que para algunos jugadores estos nueve partidos restantes se les van a hacer muy largos. Han perdido la motivación. Han bajado los brazos. Salvo honrosas excepciones, algunos ya han hecho como Pepe o Vicent, y se han marchado de Mestalla antes de tiempo. Y si el técnico no pone remedio cuanto antes, a la de ya, recuperar la tercera plaza ante un Villarreal que vive un momento dulce parece una quimera. Porque ellos, desde luego, no van a fallar tanto como nosotros.

Esta película ya la hemos visto otros años.
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