J. CARLOS VALLDECABRES | VALENCIA..-
Salvo que las agendas de unos y otros lo impidan, el próximo lunes habrá cónclave. Generalitat, Bankia, Fundación y Valencia tienen el reto de, cara a cara, desbloquear una situación que ha entrado en un callejón de angosta salida: unos por lo que han dicho a sus ciudadanos; otros porque en su derecho de cobrar han amenazado con ir a la guerra; los terceros porque no tienen dinero para pagar, y los últimos porque si no se aclara esto no hay inversor que se acerque por aquí para, por ejemplo, acabar Mestalla.
Se ha creado un angustioso bucle que tiene, además, el peligro añadido del tiempo. El calendario de pagos avisa de que en el verano de 2014 a un banco -controlado además desde Bruselas- hay que saciarle con 40,5 millones de euros más los correspondientes intereses. El gran escollo es que, hasta que no haya dictamen del Tribunal Superior de Justicia, las posturas están lejos de entenderse. Y, por los tiempos que se manejan, la Fundación no espera un pronunciamiento del TSJ antes de otoño de 2014. Es decir, pasado ya el vencimiento del primer gran pago.
Si hace unos días, y tal y como reconoció el propio Aurelio Martínez, desde la Fundación se intentaba presionar al menos públicamente, para que el TSJ acelerara esta tramitación, ahora el desánimo se ha hecho ciertamente patente.
Tan sólo hay que echar un vistazo a las palabras que dijo el nuevo presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJ, Mariano Ferrando Marzal, en su toma de posesión de su cargo. Recordó que la Sala acumula la friolera de 16.000 asuntos pendientes de resolución. Y uno de esos es el que corresponde al aval que tumbó la jueza Alabau y que, por lo que se sabe, está todavía en fase de recogida de documentos. Va pues para largo.
De eso es consciente la Fundación, que espera con la ayuda del resto de implicados encontrar una vía alternativa de salida. Hay que buscar soluciones y con cierta urgencia. Lo primero, y eso lo expondrá esta tarde Aurelio Martínez en la reunión informal que celebrará con sus patronos, es convencer a Generalitat y a Bankia que están condenados a entenderse.
Si hace unos días se imponía la impresión de que lo ideal era que el Consell no estuviera presente en el cónclave, la versión ahora ha variado sensiblemente. Eso sí, antes de que se sienten en torno a una mesa, la Fundación asume el reto de tirar de unos y de otros para arrimar posturas. A Bankia es a quien más le interesa dar un nuevo aire al asunto. En la entidad que preside Aurelio Martínez creen que lo más viable sería pasar el préstamo al IVF y que fuera la Fundación la que se lo debiera a ese organismo en lugar de al banco.
Aun así, el primer golpe lo va a tener que encajar el patronato. Aspiraba la Fundación a que el vicepresidente, José Císcar, o algún conseller (Máximo Buch) asistiera a la cita. Pues bien, ni uno ni otro. De ir, seguramente lo hará el responsable del IVF, Enrique Montes. El matiz puede ser importante o no según se mire. Una cosa es que hablen los responsables técnicos de una y otra parte, y otra elementos que tengan cierto poder de compromiso. Con un conseller en la mesa de negociación, la cumbre es más apetitosa.
Eso teme principalmente la Fundación, que el acuerdo se dilate más tiempo del necesario. Sobre todo porque el 27 de este mes acaba el plazo que Bankia dio para que el Valencia le devuelva 219 millones de euros. Ya se ha dicho en repetidas ocasiones que el banco no quiere refinanciar esta deuda si no se despeja antes la fórmula para la otra. Un problema a añadir.
En esa labor de concienciación prosiguen Aurelio Martínez, Amadeo Salvo y Luis Cervera. El lunes se citaron con PSPV e IU y ayer le tocó el turno a PP y Compromís. De momento, todo lo que han recogido son parabienes de los políticos a quienes conciencian de la labor. «Están haciendo un gran esfuerzo por arbitrar un proyecto serio y transparente. Tienen un proyecto cuya viabilidad económica está basada en la capacidad de generar negocio del propio club», decía Jorge Bellver, portavoz del PP.
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