F. Garcia Berlanga
No le demos más vueltas. Hay un grave problema de motivación a analizar para futuros proyectos
El Valencia de lo que va de año es así. Una caja de sorpresas. Tan pronto hace el ridículo ante el colista como le planta cara al líder de la Liga. No hay término medio. Y eso que la realidad es otra muy distinta. El equipo de Emery no es una banda, pero tampoco un conjunto comparable en potencial al FC Barcelona o el Real Madrid sin ir más lejos. Así pues, no le demos más vueltas. Aquí hay un grave problema de motivación. Y eso de ser el tercero en discordia, lejos de suponer un acicate para acercarnos a los dos primeros, nos ha sentado como un rejón en la autoestima colectiva.
Algo ha cambiado o ¿no?
Qué aventurado supone afirmar que algo ha cambiado en la dinámica del equipo en la última semana. Mañana visita el Rayo Vallecano Mestalla y quién sabe si no volveremos a las andadas. En cualquier caso, fue salir a la luz lo que los jugadores pensaban sobre la estrategia defensiva del equipo y dos partidos en los que se ha rayado la perfección en este apartado. Contra AZ Alkmaar y Real Madrid se ha jugado más replegados, con las líneas mucho más juntas y acompasadas, sin por ello perder poder ofensivo. A ello unamos la eclosión de Topal, aportando equilibrio y ayuda sin descanso a la brega colectiva, y descubrimos como quien no quiere la cosa el cocktail que tanto echábamos de menos. Esperemos ahora que no sea sólo flor de un par de días.
¿Rectificación?
La pregunta del millón: ¿Este cambio responde a una rectificación de Emery o a la autogestión de un vestuario cansado de las tácticas excesivamente alegres de su técnico? Me quedo con lo primero tras comprobar lo bien plantado que estuvo el Valencia sobre el césped del Santiago Bernabeu. Despejemos fantasmas. Al César lo que es del César. Unai se cenó desde la pizarra a Mourinho con patatas y supo en todo momento leer mejor el partido. ¡Ya era hora amigo!. Tu tiempo te ha costado.
El diván
En cualquier caso, por muchas tácticas — más o menos acertadas— que pongamos sobre el tapete, al final esto del fútbol se reduce a estados de ánimo; a querer, creer y a partir de ahí poder. Por eso, no vendría mal reconocer que esta falta de carácter ganador que muestra el Valencia no es un problema de ahora, sino algo que viene de lejos exceptuando el paréntesis Benítez. Por ello, si como parece el cambio de entrenador para la próxima temporada es un hecho, no vendría mal que el casting se hiciera bajo la premisa de buscar un motivador nato. Y si eso no es posible, oigan, la psicóloga del Betis. Seguro que más de uno bebería por sus vientos y se dejaría la piel en el campo por ser de su agrado. ¿A que sí Rami?.
Nombres propios
Guaita estuvo inconmensurable en el Bernabeu. Como también lo estuvo Casillas aunque las crónicas de la Central Lechera lo obvien. En cualquier caso, lo que más reconforta del partidazo que se marcó Vicent es que estamos hablando de un jugador de esa cantera a la que tan poca atención prestan Llorente, Braulio y Emery. Es más, me hubiera gustado ver cómo se desenvolvía Bernat en un partido tan exigente en vez del desafortunado Piatti, que continúa en eterna fase de adaptación. Otro nombre propio es el de Dani Parejo, quién en cambio va poco a poco encontrando su sitio en el equipo. Nadie ha dudado nunca de sus enormes cualidades para aportar pausa, toque y visión de juego al mediocampo del Valencia. Otra historia es lo que le ha costado dar un paso al frente pero, nunca es tarde si la dicha es buena.
http://www.superdeporte.es/colaboradores/2012/04/10/igual-falta-divan/158582.html
No le demos más vueltas. Hay un grave problema de motivación a analizar para futuros proyectos
El Valencia de lo que va de año es así. Una caja de sorpresas. Tan pronto hace el ridículo ante el colista como le planta cara al líder de la Liga. No hay término medio. Y eso que la realidad es otra muy distinta. El equipo de Emery no es una banda, pero tampoco un conjunto comparable en potencial al FC Barcelona o el Real Madrid sin ir más lejos. Así pues, no le demos más vueltas. Aquí hay un grave problema de motivación. Y eso de ser el tercero en discordia, lejos de suponer un acicate para acercarnos a los dos primeros, nos ha sentado como un rejón en la autoestima colectiva.
Algo ha cambiado o ¿no?
Qué aventurado supone afirmar que algo ha cambiado en la dinámica del equipo en la última semana. Mañana visita el Rayo Vallecano Mestalla y quién sabe si no volveremos a las andadas. En cualquier caso, fue salir a la luz lo que los jugadores pensaban sobre la estrategia defensiva del equipo y dos partidos en los que se ha rayado la perfección en este apartado. Contra AZ Alkmaar y Real Madrid se ha jugado más replegados, con las líneas mucho más juntas y acompasadas, sin por ello perder poder ofensivo. A ello unamos la eclosión de Topal, aportando equilibrio y ayuda sin descanso a la brega colectiva, y descubrimos como quien no quiere la cosa el cocktail que tanto echábamos de menos. Esperemos ahora que no sea sólo flor de un par de días.
¿Rectificación?
La pregunta del millón: ¿Este cambio responde a una rectificación de Emery o a la autogestión de un vestuario cansado de las tácticas excesivamente alegres de su técnico? Me quedo con lo primero tras comprobar lo bien plantado que estuvo el Valencia sobre el césped del Santiago Bernabeu. Despejemos fantasmas. Al César lo que es del César. Unai se cenó desde la pizarra a Mourinho con patatas y supo en todo momento leer mejor el partido. ¡Ya era hora amigo!. Tu tiempo te ha costado.
El diván
En cualquier caso, por muchas tácticas — más o menos acertadas— que pongamos sobre el tapete, al final esto del fútbol se reduce a estados de ánimo; a querer, creer y a partir de ahí poder. Por eso, no vendría mal reconocer que esta falta de carácter ganador que muestra el Valencia no es un problema de ahora, sino algo que viene de lejos exceptuando el paréntesis Benítez. Por ello, si como parece el cambio de entrenador para la próxima temporada es un hecho, no vendría mal que el casting se hiciera bajo la premisa de buscar un motivador nato. Y si eso no es posible, oigan, la psicóloga del Betis. Seguro que más de uno bebería por sus vientos y se dejaría la piel en el campo por ser de su agrado. ¿A que sí Rami?.
Nombres propios
Guaita estuvo inconmensurable en el Bernabeu. Como también lo estuvo Casillas aunque las crónicas de la Central Lechera lo obvien. En cualquier caso, lo que más reconforta del partidazo que se marcó Vicent es que estamos hablando de un jugador de esa cantera a la que tan poca atención prestan Llorente, Braulio y Emery. Es más, me hubiera gustado ver cómo se desenvolvía Bernat en un partido tan exigente en vez del desafortunado Piatti, que continúa en eterna fase de adaptación. Otro nombre propio es el de Dani Parejo, quién en cambio va poco a poco encontrando su sitio en el equipo. Nadie ha dudado nunca de sus enormes cualidades para aportar pausa, toque y visión de juego al mediocampo del Valencia. Otra historia es lo que le ha costado dar un paso al frente pero, nunca es tarde si la dicha es buena.
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