Este equipo me recuerda a mi época del instituto, cuando nos pelábamos las clases y nos creíamos los más chulos, cuando no entendíamos de la vida... 
CARLOS BOSCH. 
A ver, si el problema no es el resultado, de hecho, es un buen resultado, o mejor dicho, no es un mal resultado. Además, estoy seguro de que no soy el único —aunque tampoco seremos multitud ni mayoría—que está convencido de que el Valencia va a eliminar a los holandeses estos y que estará en semifinales. Incluso hay que tener en cuenta que no siempre podemos estar pidiendo al Valencia que gane todos los partidos y por goleada, por mucho que ya ni me acuerde de cuándo fue la última vez que ganamos. Además, hay que tener en cuenta que no todas las temporadas el Valencia juega unos cuartos de final de una competición europea, o lo que es lo mismo, que la semana que viene soy el primero que va a Mestalla con bufanda porque hay que meter al equipo en las semifinales caiga quien caiga aunque con eso, de alguna manera, le demos la razón al entrenador cuando cometió la osadía de insinuar que la afición del Valencia no anima —que puede hasta que sea cierto, pero dudar de ella es no conocer demasiado la historia del club—. También es cierto que lo de la suerte es un buen argumento, porque suerte no tuvo el Valencia. En cambio el AZ ha tenido mucha. Y hasta puede ser cierto que los jugadores han tenido buena actitud, pero es otra cosa de lo que yo hablo, lo que digo es que este equipo jamás dio la sensación de estar jugando un partido vital, es decir, que este equipo quiere, tiene jugadores que con el tiempo serán sumamente interesantes, es capaz de enlazar dos buenas jugadas y hasta puede borrar del mapa en su casa al equipo de moda en Europa —que, está claro, no es el equipo de moda en la Liga—, pero por muchas cosas que haga bien y por mucho que me duela, el Valencia no tiene alma. Es como si el escudo que llevan en el pecho todavía no hubiera hecho mella en los futbolistas. A ver, para que se entienda, y siendo muy exagerado, es como lo que decía mi amigo el Cotí cuando éramos chavales: nos ´pelábamos´ las clases en el instituto de Massamagrell y nos escondíamos detrás de los barracones a hablar de Rosendo, del disco en directo de Barricada, a reírnos con las canciones de Albert Pla y descubrir AC/DC... «Yo paso de todo menos de curso», decía mi amigo, y aquello, en plena adolescencia, era una manera de definir nuestros días de inocente y juvenil rebeldía. Pues eso, que este equipo es joven y rebelde, pero todavía no entiende de fútbol. De la vida tampoco entiende... Con el tiempo se darán cuenta.

  

 
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