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Plan de trabajo del Valencia CF

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domingo, 2 de octubre de 2011

EL PELIGRO DE UN TRINFO ABURRIDO

JUAN CARLOS VALLDECABRES

El Valencia marca a los tres minutos, pero se duerme y acaba sufriendo ante un recién ascendido

Si cada vez que pase por Mestalla una perita en dulce se repite esto, ya pueden ir espabilando Emery y sus jugadores porque el guiso traerá alguna que otra indigestión. A Mestalla le gusta que su equipo gane y sume de tres en tres. Quiere verlo como ahora, en lo más alto de la tabla, pero con partidos así los sustos degenerarán en disgustos. Si no ocurrió ayer, poco faltó. Un centímetro, por aquello de que los andaluces metieron un balón en el larguero, habría bastado para que la noche acabara en bronca.

Menos mal que el invitado en cuestión era el Granada, con toda la inocencia de un recién ascendido al que hay que agradecer su infinita y generosa delicadeza, porque si llega a ser otro equipo con más mala uva a los valencianistas los habría sacado ayer a gorrazos.

Si contra el Chelsea durante muchos minutos se echó en falta la intensidad apropiada para una Champions, contra el Granada sobró el ritmo cansino y ramplón que impuso el equipo prácticamente durante la hora y media de juego. Demasiado para una afición que pasa de preguntarse los motivos por los que Emery pone a unos o a otros a discutir por qué a veces se cambia de sistema o a sorprenderse de la falta de energía que invade hoy en día a sus futbolistas.

Que el Valencia gane al Granada no debe ser gran motivo de satisfacción si uno repasa atentamente en cómo fue el partido. Un segundo de inspiración, hora y media de tostón. Anotar un gol ante tu propia afición al modesto equipo andaluz es un premio tan escaso que puede levantar preocupaciones de cara a los retos que todavía tiene por delante este equipo. Al rival no se le puede echar en cara nada. Más bien darle las gracias por su exquisito comportamiento. Dio más que hablar Fabri en el banquillo que todo su equipo sobre el césped.

Y, como muestra de ello, sólo hay que fijarse en que la primera y única falta que hizo el Granada en todo el partido llegó en el minuto 80. Más facilidades imposible. De ahí que llame la atención e irrite la incapacidad del Valencia para pegar un par de meneos al rival, acabando a las primeras de cambio con la incertidumbre.

Aunque tácticamente, y sobre todo en la primera parte, el fútbol del Valencia fue netamente superior, el hecho de que no se creara ocasiones de gol y se permitiera después que el balón circulara con más intención que peligro sobre el área de Guaita todavía enervó más a la afición.

El Valencia necesita hacer una reflexión interna y convincente. Si lo sucedido anoche se debe simplemente a una coincidencia de circunstancias, vale; pero si como parece hay cuestiones en los últimos encuentros que no acaban de convencer del todo... ahí es cuando la mano del entrenador se debe notar.

Menos mal que siempre hay que contar con las aportaciones individuales de futbolistas que, como Canales, parecen encontrar su momento más dulce. Hacía más de un año que el ex del Real Madrid no marcaba un gol. Pues bien, a los tres minutos y tras un inteligente taconazo de un sosito Banega metió un zapatazo que se coló a la izquierda de Roberto. Golazo del rubio, al que se ve mucho más enchufado y activo que algunos de sus compañeros, tanto jugando por detrás del delantero como al bajar en busca del balón hasta la línea de medios.

Cuando a los tres minutos de un partido se consigue el primer gol, da la impresión de que habrá fiesta por todo lo alto. Pero nada más lejos de la realidad. Al Granada, aunque parezca sorprendente, el gol encajado no le afectó ni en la moral ni en su disposición táctica. Salió a lo que salió y no iba a cambiar. Quizá le impresionó lo de jugar en Mestalla, porque si se da cuenta antes de cómo estaban los valencianistas es probable que se hubiera decidido a apretar desde bastante antes. Lo hizo, pero ya tras el descanso y cuando Fabri percibió que el Valencia no estaba tampoco para muchas gaitas.

Porque, a decir verdad, el primer tiempo fue un absoluto monólogo blanquinegro. Ojo, no es que lo bordara, pero como los otros jugaron con dos líneas muy pegadas a su área, el partido sólo podía discurrir de esa manera. A Banega le resultaba fácil dar algo de sentido al balón, pero sólo la movilidad de Canales parecía llegar al mínimo nivel exigido. El rival, eso sí, apuntaba buenas maneras a la hora de meter velocidad en el contragolpe, pero el problema es que no lo hacía ni con la coordinación ni con la habilidad necesaria para complicar la vida a los Rami y compañía.

No pusieron en apuros a Guaita, que ni se podía imaginar lo incómodos que resultarían los tres cuartos de hora siguientes. El partido se había puesto en este primer acto tan fácil que el público sólo esperaba que llegara el segundo para proceder después a la goleada. Lo creía la grada, que hasta se tomó a cachondeo el resbalón de Iturralde que casi acaba en autoexpulsión por aquello de que fue con los dos pies por delante. El árbitro, que poco después se disculparía, birló el balón a Canales y propició un contragolpe andaluz.

Menos mal que no acabó en gol. Ni esa acción ni las que tuvo el rival tras el descanso. Ahí sí el Granada empezó, tímidamente primero y firmemente después, a tener fe en sus propias posibilidades. Lo creían sus jugadores y ni se lo podía creer Mestalla. El Granada, con muy poquito, estaba metiendo en apuros a un Valencia que tres días antes soñaba con tumbar a todo un Chelsea para pisar fuerte en la Champions. Algo no cuadra.

Emery quitó a sus alas buscando el mismo revulsivo que en la Champions. A un Pablo, Hernández, le sentó como un tiro el cambio, y al otro Pablo, Piatti, le debió parecer aún peor porque no hay forma de que el argentino despierte. El Valencia trató de dar algo de brío al partido, de mover con soltura el balón y con la entrada de Albelda por Maduro se vio la sospechosa inquietud de Emery. Es verdad que Jonas pudo hacer el segundo cuando lo tenía todo a favor, pero ni el 2-0 hubiera borrado la sombra que quedó en Mestalla al final. El problema no es lo que hizo el Granada, sino lo que no hizo el Valencia.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2011-10-02/peligro-triunfo-aburrido-20111002.html

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