Es fascinante comprobar cómo la fotografía de un tipo en la portada de un periódico puede hacer que mucha gente sea feliz aunque sólo sea por un día.
Me da hasta miedo comprobar lo emocionado que está el personal con la posibilidad de que Piatti termine de blanquinegro. Son las cosas del fútbol y de los valencianos —y los valencianistas—, que somos tan grandes para lo bueno y para lo malo, que pasamos de la depresión por obsesión permanente, a la más gratificante de las euforias en apenas unos segundos. Lo que viene a ser una falla. O como dicen los Benito Kamelas, la ciudad del silencio después del fuego final...
El de ayer fue uno de esos días en los que te das cuenta del poder que tenemos los periodistas. No hablo de poder para chantajear o para mangonear, que los hay que disfrutan en ese lodo —podredumbre, que canta la Polla Records—. Hablo del poder de ilusionar a la gente, el poder de entretener. Es lo que más me gusta de esta profesión. Lo decía Rosendo, lo he dicho mil y una veces y lo digo hoy, «yo podría cantarle a los colores de tus ojos y podría llevarte a un mundo extraño de ilusión, pero me conformo y no quiero comerte el coco, te cuento lo que vivo, busco comunicación». Pues eso, que la peña se levanta y ve que en la portada de SUPER pone que el Valencia quiere fichar a Piatti y ese día, como por arte de magia, todos somos un poco más felices. Yo mismo, que no he visto más de dos partidos de Piatti... Si acaso los que ha jugado contra el Valencia y sin fijarme en él, ¡para qué nos vamos a engañar! Y ahí andaba yo feliz con mis pensamientos impuros cuando aparece la pesada de la neurona preguntona y me dice: «Sí, Carlos, tú muy feliz, pero el mismo día que van a por Piatti le dicen a Isco que hace la pretemporada con el filial...». ¡Cómo le gusta amargarme la vida a la condenada, es peor que mi BlackBerry! Ni un día feliz me deja...
http://www.superdeporte.es/carlos-bosch/2011/07/06/blackberry-le-gusta-piatti/132745.html
Me da hasta miedo comprobar lo emocionado que está el personal con la posibilidad de que Piatti termine de blanquinegro. Son las cosas del fútbol y de los valencianos —y los valencianistas—, que somos tan grandes para lo bueno y para lo malo, que pasamos de la depresión por obsesión permanente, a la más gratificante de las euforias en apenas unos segundos. Lo que viene a ser una falla. O como dicen los Benito Kamelas, la ciudad del silencio después del fuego final...
El de ayer fue uno de esos días en los que te das cuenta del poder que tenemos los periodistas. No hablo de poder para chantajear o para mangonear, que los hay que disfrutan en ese lodo —podredumbre, que canta la Polla Records—. Hablo del poder de ilusionar a la gente, el poder de entretener. Es lo que más me gusta de esta profesión. Lo decía Rosendo, lo he dicho mil y una veces y lo digo hoy, «yo podría cantarle a los colores de tus ojos y podría llevarte a un mundo extraño de ilusión, pero me conformo y no quiero comerte el coco, te cuento lo que vivo, busco comunicación». Pues eso, que la peña se levanta y ve que en la portada de SUPER pone que el Valencia quiere fichar a Piatti y ese día, como por arte de magia, todos somos un poco más felices. Yo mismo, que no he visto más de dos partidos de Piatti... Si acaso los que ha jugado contra el Valencia y sin fijarme en él, ¡para qué nos vamos a engañar! Y ahí andaba yo feliz con mis pensamientos impuros cuando aparece la pesada de la neurona preguntona y me dice: «Sí, Carlos, tú muy feliz, pero el mismo día que van a por Piatti le dicen a Isco que hace la pretemporada con el filial...». ¡Cómo le gusta amargarme la vida a la condenada, es peor que mi BlackBerry! Ni un día feliz me deja...
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