El recuerdo de lo que ocurrió entre Alemania y Zaragoza ya no nos servirá de nada, así que al fuego.
Las ruinas del Nou Mestalla, los líos de la Fundación, la deuda, las juergas de Miguel Brito y las de Banega, el descaro del Chori, el servicio de filtraciones del Real Madrid, el gol de Raúl, los horrores de la defensa, unos a Llorente, otros a Unai Emery... Hay tantas cosas que el valencianismo tendría para echar al fuego en la noche de la cremà que tan inmensa falla no habría dejado de arder cuando salgan a jugar hoy el Valencia y el Sevilla. Para abreviar y ser pragmáticos, porque a diez jornadas para que esto acabe hay que ser prácticos, anoche era especialmente urgente lanzar a la hoguera el recuerdo de los dos últimos partidos. Es evidente que a partir de ahora no nos va a servir de nada y el fuego, además de destructivo, también es purificador. Era el primer paso para afrontar este partido sin complejos ni temores, con la seguridad de que el tercero de nuestra liga no se puede dejar sorprender a estas alturas por un equipo 15 puntos menor.
La temporada del Sevilla es la demostración de que aquí nadie regala nada, que para estar todos los años en Liga de Campeones hay que trabajar mucho y trabajar muy bien. También es la prueba definitiva de que hay que ser terceros, porque si eres cuarto en agosto te puede dejar fuera el Sporting de Braga. Y un mal día lo tiene cualquiera. Ellos atraviesan ahora por un bajón que ya tuvo también el Valencia hace pocos años cuando hizo las cosas mal, antes de empezar a reinventarse, pero volverán. Como el Valencia volverá algún día a pelear la Liga al Barça y al Madrid si hace cosas bien, si echa al fuego lo que tiene que echar y se queda con lo que vale. Si consigue distinguir bien entre lo que es conformismo y falta de ambición, y lo que no lo es. Y, para empezar, si gana esta noche al Sevilla. Es, de verdad, vital.
http://www.superdeporte.es/julian-montoro/2011/03/20/convenia-echar-hoguera/122765.html
Las ruinas del Nou Mestalla, los líos de la Fundación, la deuda, las juergas de Miguel Brito y las de Banega, el descaro del Chori, el servicio de filtraciones del Real Madrid, el gol de Raúl, los horrores de la defensa, unos a Llorente, otros a Unai Emery... Hay tantas cosas que el valencianismo tendría para echar al fuego en la noche de la cremà que tan inmensa falla no habría dejado de arder cuando salgan a jugar hoy el Valencia y el Sevilla. Para abreviar y ser pragmáticos, porque a diez jornadas para que esto acabe hay que ser prácticos, anoche era especialmente urgente lanzar a la hoguera el recuerdo de los dos últimos partidos. Es evidente que a partir de ahora no nos va a servir de nada y el fuego, además de destructivo, también es purificador. Era el primer paso para afrontar este partido sin complejos ni temores, con la seguridad de que el tercero de nuestra liga no se puede dejar sorprender a estas alturas por un equipo 15 puntos menor.
La temporada del Sevilla es la demostración de que aquí nadie regala nada, que para estar todos los años en Liga de Campeones hay que trabajar mucho y trabajar muy bien. También es la prueba definitiva de que hay que ser terceros, porque si eres cuarto en agosto te puede dejar fuera el Sporting de Braga. Y un mal día lo tiene cualquiera. Ellos atraviesan ahora por un bajón que ya tuvo también el Valencia hace pocos años cuando hizo las cosas mal, antes de empezar a reinventarse, pero volverán. Como el Valencia volverá algún día a pelear la Liga al Barça y al Madrid si hace cosas bien, si echa al fuego lo que tiene que echar y se queda con lo que vale. Si consigue distinguir bien entre lo que es conformismo y falta de ambición, y lo que no lo es. Y, para empezar, si gana esta noche al Sevilla. Es, de verdad, vital.
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