
¿Cómo está?
Con mucho sueño.
¿Significa eso que trabaja ahora más que antes?
Ni mucho menos. Antes hacía un gran esfuerzo físico y estaba sujeto a una disciplina mayor. Ahora tengo dos días, domingo y lunes, de trabajo muy intenso pero el resto de la semana es más lineal.
¿Cómo ha cambiado su vida?
Se ha producido un cambio radical. Mi vida es más relajada. En el fútbol, al perseguir unos objetivos, te estresas muchísimo. Me tomaba la profesión con mucho rigor y eso me perturbaba mucho en mi vida personal. Ganar o perder, estar o no en buena forma era una obsesión. Ahora todo es diferente, porque estoy tranquilo y relajado.
¿Es más feliz que antes?
Lo primero que hay que hacer es proponerse ser feliz y yo hace muchos años que me lo propuse. Claro que soy feliz, sobre todo porque tengo una vida personal muy rica. He disfrutado mucho con mi profesión y disfruto ahora con lo que hago.
Parafraseando el nombre de su programa. ¿Cómo es el día después de una retirada?
Es un cambio que hay que intentar vivir con naturalidad y asumir con madurez. Cuando uno empieza a jugar al fútbol debe saber que llegará un día que se tendrá que retirar y yo siempre lo he he tenido claro. Ese día llegó y me dije "vamos a intentar otras cosas". Sabía que lo que hiciera no iba a ser tan excitante como el fútbol, pero debía hacerlo. Tuve la suerte de que me dieron una oportunidad y la aproveché. Entré en la Ser, digámosle, para hacer una prueba y me quedé a trabajar, eso a su vez, me abrió las puertas de la televisión. Así que, lo que al principio parecía un hobby o un sobresueldo se ha convertido en mi profesión, hasta el punto de que ahora tengo una gran responsabilidad ya que dirijo «El día después» con Juanma Castaño.
Y eso ¿a qué le obliga? ¿Se pasa el día viendo partidos, o sólo extractos?
Creo que los medios cuentan conmigo por mi experiencia y lo que pretenden es que traslade a mis comentarios lo que yo he vivido. Sé que soy un privilegiado y lo único que trato es de no defraudar a nadie. La liga española la sigo al cien por cien y veo los diez partidos de la jornada.
¿Y cómo se ven los toros desde la barrera?
Se ve todo muy distinto. Sobre todo, porque el que está en el campo desarrolla su profesión con mucha pasión y hay días que está muy contento porque le ha ganado al Real Madrid y otros que se va muy jodido porque ha perdido con el Barcelona. El que trabaja en los medios, gane o pierda un equipo, no tiene ni grandes triunfos ni grandes derrotas. Con veinte años, uno necesita grandes emociones; con cuarenta uno busca tranquilidad. Yo cuento lo que ha pasado en el partido que es muy distinto a vivir el partido. Cuando era jugador, tras un encuentro, me iba a casa eufórico o hundido, según el resultado, y ahora es diferente. Nadie me abre una ceja, ni nadie me mete los tacos en la rodilla, ni el público me pita, ni nadie me critica; tampoco nadie me aplaude, ni me coge en hombros, pero a los cuarenta, quizás uno ya no necesita eso.
Una persona tan visceral como usted ¿cómo logra ser objetivo cuando comenta a uno de sus ex equipos?
Evidentemente al Madrid y al Valencia les tengo mucho más cariño, pero intento ser objetivo porque si no lo soy me engaño a mí mismo y a la gente. Trato de contar las cosas como las veo.
Si un jugador le cae o le caía mal, ¿se ceba más con él?
Ni mucho menos. Las cosas negativas sé que no gustan, pero yo siempre trato de valorar lo que ocurre con respeto y comprensión hacia las personas. Es verdad que hay gente a la que aprecio más y gente que menos, pero me voy a la cama tranquilo.
Hace poco protagonizó un altercado en antena con Pedro Morata (Ser) y éste le acusó de criticar a Marchena porque le caía mal, ¿tenía razón?
Se confunden las cosas. Esa es una opinión de Pedro. Él decía que yo era amigo de Albelda y que iba a criticar a cualquiera que le quitara el puesto. No tengo ninguna animadversión hacia Marchena.
Imagino que estará contento por Albelda. Está francamente bien.
No tenía dudas de que, cuando se recuperara anímicamente y tuviera un buen preparador físico y un buen fisioterapeuta, iba a esta bien. Me alegro muchísimo.
¿Por sus comentarios ha perdido algún amigo?
Si los he perdido es que no eran mis amigos.
Ahora dice lo que piensa, ¿y antes?
No podía por disciplina al club y porque debía respetarlo.
O sea que no hay que creer a los futbolistas en sala de prensa.
No es eso, pero el jugador sabe que detrás de él hay un escudo y se debe, en todos los sentidos, al club que le paga.
¿Qué añora de su anterior etapa?
Las emociones positivas. El ganar un partido y hacer feliz a mucha gente porque es muy gratificante. Y eso no quiere decir que sea egocéntrico.
¿Usted también se ha enrolado en un equipo de veteranos?
Desde que me retiré no he vuelto a jugar al fútbol, hago otras cosas.
No me lo creo.
Creo que desarrollé mi profesión a un nivel muy alto y, si jugara ahora como no estaría ni al cinco por cien, sentiría lástima de mi mismo al ponerme debajo de una portería. Creo que me daría vergüenza ver que la pelota va más rápida de lo que iba. Ahora practico otros deportes.
Como qué.
Corro, nado en verano en la playa y este año pretendo correr el Campeonato de España de Rallies Históricos.
¿Un competidor nato, puede dejar de competir?
Competir agota. A veces, ya no encuentras satisfacción en el seguir compitiendo. La verdad es que, para mi, fuera del campo, la competición no tiene aliciente.
Jugador, empresario, comentarista, presentador, ¿su próximo reto es ser director deportivo en un club?
En este momento no; en otro no lo sé. No hago planes de futuro porque creo que es un error.
¿A un futbolista le puede no gustar el fútbol?
Sí, y los hay. De niño nos gusta a todos, pero con los años hay gente que se satura y deja de ver los partidos.
¿Hay futbolistas no profesionales?
Sí, y los hay, pero su rendimiento no es el óptimo. Yo vivía por y para el fútbol y así sacaba mi mejor rendimiento. http://www.levante-emv.com/deportes/2010/01/25/retire-he-vuelto-jugar-futbol-sentiria-lastima/672444.html
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