
Echemos un vistazo a la moderna y orgullosa Valencia de los años republicanos, la previa al largo silencio del franquismo. Uno de los personajes más importantes de la vida política y social de la ciudad es Vicente Marco Miranda, redactor jefe del diario blasquista El Pueblo, infatigable conspirador durante la dictadura de Primo de Rivera para acelerar la llegada de la República y, posteriormente, alcalde de la ciudad, gobernador civil de Córdoba y diputado a Cortes por Esquerra Republicana. Con la entrada de las tropas del general Aranda hubo de huir a Burriana para, años después, retornar a Valencia, donde murió en 1946.
Marco Miranda tenía un hijo inquieto, innovador, con alma de actor y voz reluciente como el cristal. Vicente Marco era, además, uno de los líderes de la FUE (sindicato universitario de corte republicano), lo que lo convertía en una presa especialmente apetecible para el aparato del régimen. Se escondió como pudo y, en cuanto le fue posible, puso pies en polvorosa y viajó a Madrid con un salvoconducto que un vecino de su novia, cargo de Falange, le expidió sin pedir explicaciones. Así, con una maleta llena de sueños y temores en una mano y un papel arrugado y necesario para vivir en la otra, Vicente Marco llegó a la capital en 1945.
Marco ingresó, casi inmediatamente, en Radio Madrid. En esos años de escasez, cartillas de racionamiento, queso anaranjado y leche en polvo hizo allí prácticamente de todo. Con el sombrero bien calado sobre las orejas, cuenta Julián García Candau, para evitar que le reconocieran, poco a poco se fue abriendo paso en el edificio de la Gran Vía hasta que, en 1954, le fue encomendado un ilusionan te proyecto que contaba con el aval de Bobby Deglané, el chileno de voz melosa que revigorizó la radio en España. Ese programa se llamaba Carrusel Deportivo.
En esta época de líneas digitales RDSI, teléfonos móviles e Internet solemos obviar las dificultades técnicas que tuvieron los pioneros de la radio para sacar adelante sus proyectos. Más en el caso de un programa de dimensiones tan gigantescas como era Carrusel, con locutores en cada campo de la Primera División, en el que encadenar una decena de conexiones parecía algo propio del demonio. También abundaban las presiones de los equipos grandes y los sobres con sobornos para dulcificar los fracasos deportivos, dos trabas para hacer una radio sin interferencias, que Marco contribuiría a dejar bajo mínimos a través de su programa.
Marco fue la voz que, a través de Carrusel Deportivo, llenó las tardes de fin de semana de emoción, pasión y risas. Con un equipo inicial en el que abundaban los comunicadores valencianos ( al que se incorporaría Joaquín Prat en 1964), Carrusel se consolidó y pasó a formar parte de la vida cotidiana de los españoles. El deporte era la excusa para divertir al auditorio. Además, Carrusel revolucionó la publicidad en la radio nunca, que nunca volvió a ser la misma tras las inflexiones de Prat y sus colaboradores, ese sonido inconfundible. Con la llegada al Carrusel de Pepe Domingo Castaño y Paco González este modo de convertir la radio en una fiesta se amplió, hasta el punto de convertir al decano de las ondas españolas en uno de los programas más escuchados y admirados no sólo del país, sino de toda Europa.
Marco se jubiló en 1982, tras los Mundiales de España. Su huella indeleble quedó no sólo en la radio, sino en infinidad de cuentos infantiles a los que puso voz, narraciones y reportajes. Su magisterio, constantemente recordado por Paco González, tuvo recompensa con la concesión de un Ondas honorífico en 1999. Un premio más que merecido para el inventor, el hombre humilde que nunca quiso destacar.
Estoy seguro de que, sin la decisiva aportación de Marco, muchos de los que nos hemos dedicado profesionalmente a la radio deportiva jamás lo hubiéramos hecho. La radio festiva de Carrusel y la SER es la que siempre he amado. La que es capaz de colorear una tarde gris y lluviosa. La que te traslada a Zaragoza, Alemania o Pekín sin salir de un cuarto. La que te emociona y te divierte. La radio de verdad.
Hoy hemos conocido la noticia de la muerte de don Vicente Marco en Madrid, a los 92 años, tras una larga enfermedad. Su fallecimiento ensombrece el estreno de la temporada (que es también el estreno liguero de su querido Carrusel). Si las capas dirigentes del fútbol, los que deciden qué y cómo se hacen las cosas, tuvieran sentimientos, esta jornada el minuto de silencio en los estadios habría de ser obligatorio. Descanse en paz.
DESDE ESTE BLOG NOS UNIMOS AL DOLOR DE SU FAMILIA Y QUE DESCANSE EN PAZ DON VICENTE ESE GRAN NARRADOR DEPORTIVO Y ENCIMA VALENCIANO.
2 comentarios:
Ayer fue una noticia sonada sobretodo en carrusel Deportivo, era lo que tocaba hermano, siempre estas ahi, gracias....
era lo nuestro hermano estar ahi
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