Carlos Bosch
Hay días en que uno debe mojarse. Hoy toca. Este Valencia nacido en la montaña rusa me obliga a bajarme
Hay días en que uno debe mojarse. Hoy toca. Este Valencia nacido en la montaña rusa me obliga a bajarme. Será que me hago mayor, pero me da igual, ya no estoy para estos subidones ni para estas decepciones. El ´subidón, subidón´ lo dejo para la Lore, la de Aída, mi choni preferida. Mi patata no aguanta más. Y me sabe mal por Unai, me sabe muy mal, pero yo me bajo aquí. Se acabó. Como diría el otro, nos quedan unos meses de aguantarnos y espero que sea de la mejor manera. No es una amenaza —ni mucho menos—, si acaso un lamento, ´un quejío´. Un cante jondo y que se joda el mar. Es casi una rendición pero con el corazón en la mano, que es como mejor se salta... No puedo más. Y no quiero poder más. Si de aquí a un año Unai Emery sigue siendo entrenador del Valencia y yo celebro sus victorias y sus planteamientos, sé que habrá gente que me recordará todas y cada una de las palabras que escribo hoy, pero me da igual. Que me lo recuerden toda la vida, yo me bajo.
Hay cosas que superan mi pobre capacidad de entendimiento. Y aunque con fama de loco y de no saber de fútbol, he de decir que me llega de sobra para saber que si en el partido con el Zaragoza los jugadores aciertan de cara al gol, ahora mismo no estaría bajando del barco ni escribiendo esto, pero aun así, hay cosas que pasaron después que no me quiero callar porque no son más que la confirmación de que esto no tiene remedio. No soporto ver que los últimos cuatro equipos que han pasado por Mestalla han marcado dos goles cada uno. No soporto ver que el Valencia se pone 1-0 ante el Sevilla y termina perdiendo 1-2, que ante el PSV tenía la eliminatoria sentenciada 4-0 y en los minutos finales recibe dos goles. Tampoco soporto ver cómo el Mallorca empata a dos y no gana de milagro después de ir perdiendo 2-0. Y es muy difícil de asumir que el Zaragoza se lleva la victoria por 1-2 a pesar de ir perdiendo 1-0 y con un jugador menos... Pero de todo esto, hay una cosa que me resulta tan insoportable que me obliga a bajar del tren del sentimiento. O mejor dicho, me bajo del tren del sufrimiento, si gana el Valencia me alegraré como siempre; si pierde, a otra cosa, que aunque la vida está hecha de pedazos de tormenta, siempre habrá una canción esperándome en alguna esquina, un cuerpo de mujer o una copa de amor. ¡Soy un majareta!
El caso es que después de que Sevilla, Mallorca y Zaragoza remonten sus partidos en Mestalla haciendo dos goles cada uno, no soporto ver a Emery tratando de convencerme de que va a cambiar la situación, que tiene la fórmula para salir de ahí y que la fórmula es crear más ocasiones de gol... y acertar más. Mira, Unai, si cada rival que pasa por Mestalla —y no se llama Real Madrid o Barcelona— te hace dos goles, la única manera que hay para salir de ahí es evitar que te hagan goles. ¡De toda la vida de Dios! Si tu fórmula es marcar tres goles cada partido, ahí te quedas, que de mi patata mando yo.
Y mientras, el presidente se esconde y espera que la situación la arregle un matriminio que se pone los cuernos un día tras otro. Me bajo porque mientras a estas alturas uno ve vídeos de Piqué para ver cómo mejorar la salida del balón, el otro sólo piensa en que algún equipo venga a fichar a Rami para demostrarse a sí mismo que saca petróleo a los dineros que le da Llorente convencido como está del poco jugo que le saca Emery al central francés. Y no digo que no sea así, sólo digo que he dejado de creer en ellos, que he mirado atrás con cara de no haber dormido, y que me pregunto qué se ha jodido... Me bajo del barco, que se joda el mar...
http://www.superdeporte.es/carlos-bosch/2012/03/23/siento/157033.html
Hay días en que uno debe mojarse. Hoy toca. Este Valencia nacido en la montaña rusa me obliga a bajarme
Hay días en que uno debe mojarse. Hoy toca. Este Valencia nacido en la montaña rusa me obliga a bajarme. Será que me hago mayor, pero me da igual, ya no estoy para estos subidones ni para estas decepciones. El ´subidón, subidón´ lo dejo para la Lore, la de Aída, mi choni preferida. Mi patata no aguanta más. Y me sabe mal por Unai, me sabe muy mal, pero yo me bajo aquí. Se acabó. Como diría el otro, nos quedan unos meses de aguantarnos y espero que sea de la mejor manera. No es una amenaza —ni mucho menos—, si acaso un lamento, ´un quejío´. Un cante jondo y que se joda el mar. Es casi una rendición pero con el corazón en la mano, que es como mejor se salta... No puedo más. Y no quiero poder más. Si de aquí a un año Unai Emery sigue siendo entrenador del Valencia y yo celebro sus victorias y sus planteamientos, sé que habrá gente que me recordará todas y cada una de las palabras que escribo hoy, pero me da igual. Que me lo recuerden toda la vida, yo me bajo.
Hay cosas que superan mi pobre capacidad de entendimiento. Y aunque con fama de loco y de no saber de fútbol, he de decir que me llega de sobra para saber que si en el partido con el Zaragoza los jugadores aciertan de cara al gol, ahora mismo no estaría bajando del barco ni escribiendo esto, pero aun así, hay cosas que pasaron después que no me quiero callar porque no son más que la confirmación de que esto no tiene remedio. No soporto ver que los últimos cuatro equipos que han pasado por Mestalla han marcado dos goles cada uno. No soporto ver que el Valencia se pone 1-0 ante el Sevilla y termina perdiendo 1-2, que ante el PSV tenía la eliminatoria sentenciada 4-0 y en los minutos finales recibe dos goles. Tampoco soporto ver cómo el Mallorca empata a dos y no gana de milagro después de ir perdiendo 2-0. Y es muy difícil de asumir que el Zaragoza se lleva la victoria por 1-2 a pesar de ir perdiendo 1-0 y con un jugador menos... Pero de todo esto, hay una cosa que me resulta tan insoportable que me obliga a bajar del tren del sentimiento. O mejor dicho, me bajo del tren del sufrimiento, si gana el Valencia me alegraré como siempre; si pierde, a otra cosa, que aunque la vida está hecha de pedazos de tormenta, siempre habrá una canción esperándome en alguna esquina, un cuerpo de mujer o una copa de amor. ¡Soy un majareta!
El caso es que después de que Sevilla, Mallorca y Zaragoza remonten sus partidos en Mestalla haciendo dos goles cada uno, no soporto ver a Emery tratando de convencerme de que va a cambiar la situación, que tiene la fórmula para salir de ahí y que la fórmula es crear más ocasiones de gol... y acertar más. Mira, Unai, si cada rival que pasa por Mestalla —y no se llama Real Madrid o Barcelona— te hace dos goles, la única manera que hay para salir de ahí es evitar que te hagan goles. ¡De toda la vida de Dios! Si tu fórmula es marcar tres goles cada partido, ahí te quedas, que de mi patata mando yo.
Y mientras, el presidente se esconde y espera que la situación la arregle un matriminio que se pone los cuernos un día tras otro. Me bajo porque mientras a estas alturas uno ve vídeos de Piqué para ver cómo mejorar la salida del balón, el otro sólo piensa en que algún equipo venga a fichar a Rami para demostrarse a sí mismo que saca petróleo a los dineros que le da Llorente convencido como está del poco jugo que le saca Emery al central francés. Y no digo que no sea así, sólo digo que he dejado de creer en ellos, que he mirado atrás con cara de no haber dormido, y que me pregunto qué se ha jodido... Me bajo del barco, que se joda el mar...
http://www.superdeporte.es/carlos-bosch/2012/03/23/siento/157033.html
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