J. V. Aleixandre
La mejor manera que tenía el Valencia de afrontar el peliagudo compromiso que le aguarda mañana en el Nou Camp, era la de salir indemne del Calderón. Por razones físicas, perder algún efectivo habría supuesto una merma considerable de fuerzas; y, sobre todo, caer derrotado ante el At. Madrid, habría comportado un duro contratiempo anímico. Afortunadamente para sus intereses, de la congelante ribera del Manzanares salió el Valencia sano de cuerpo y cálido de ánimo. Llegaba titubeante a Madrid y salvó la cara ante un rival que fútbol, lo que se dice fútbol, mostró poco, pero garra, lo que eufemísticamente se llama garra, la tuvo muy afilada. Las patadas, las repartió a domicilio. A un rival de colmillo tan retorcido, que utiliza todas las males artes -aunque sean lícitas- que, ya siendo futbolista, propugnaba su entrenador, el Valencia no le perdió la cara y le opuso inteligencia. Es decir, por un día se olvidó del Barça, para centrarse en el examen que suponía el Atlético. Y lo superó con buena nota.
El conjunto de Unai Emery no se arredró y un partido que demandaba meter el pie, lo encaró de frente y sin escatimar la pierna. El choque, además, acabó con la portería de Diego Alves incólume, lo cual es motivo de fiesta y volteo general de campanas, dado el incesante goteo de goles que el equipo viene recibiendo en los últimos meses. El portero brasileño tuvo que ver mucho en esa integridad, ya que protagonizó un par de intervenciones casi milagrosas. Alves se está afianzando y Guaita va a tener muy complicado recuperar la titularidad, porque el brasileño va imponiendo su personalidad avasalladora.
Además de atribuible en buena parte a Alves, el éxito defensivo del equipo -así hay que catalogar el cero en su portería- se debió a una mejor labor de conjunto en la tarea de achique y repliegue. Pese a los fallos puntuales de tipo individual, el Valencia se defendió mejor. A este respecto, cabe señalar dos espectaculares acciones defensivas que el equipo nos deparó al cierre de cada una de las dos mitades. En ambas, un movimiento de achique de espacios perfectamente sincronizado, dejó en fuera de juego a media docena de rivales, que hicieron un ridículo clamoroso. Una estrategia digna del gran Milan de Arrigo Sacchi, aquel equipo que elevó los conceptos defensivos a la categoría de arte. Lo que viene a significar que, sólo con que se trabaje un poquito, la zaga es mejorable. En fin, el Valencia abandonó el gélido Manzanares reconfortado en su autoestima. Que es la mejor vitamina que podía ingerir, para afrontar la que se le viene encima mañana.
http://www.levante-emv.com/deportes/2012/02/07/defensa-elevada-categoria-arte/879205.html
La mejor manera que tenía el Valencia de afrontar el peliagudo compromiso que le aguarda mañana en el Nou Camp, era la de salir indemne del Calderón. Por razones físicas, perder algún efectivo habría supuesto una merma considerable de fuerzas; y, sobre todo, caer derrotado ante el At. Madrid, habría comportado un duro contratiempo anímico. Afortunadamente para sus intereses, de la congelante ribera del Manzanares salió el Valencia sano de cuerpo y cálido de ánimo. Llegaba titubeante a Madrid y salvó la cara ante un rival que fútbol, lo que se dice fútbol, mostró poco, pero garra, lo que eufemísticamente se llama garra, la tuvo muy afilada. Las patadas, las repartió a domicilio. A un rival de colmillo tan retorcido, que utiliza todas las males artes -aunque sean lícitas- que, ya siendo futbolista, propugnaba su entrenador, el Valencia no le perdió la cara y le opuso inteligencia. Es decir, por un día se olvidó del Barça, para centrarse en el examen que suponía el Atlético. Y lo superó con buena nota.
El conjunto de Unai Emery no se arredró y un partido que demandaba meter el pie, lo encaró de frente y sin escatimar la pierna. El choque, además, acabó con la portería de Diego Alves incólume, lo cual es motivo de fiesta y volteo general de campanas, dado el incesante goteo de goles que el equipo viene recibiendo en los últimos meses. El portero brasileño tuvo que ver mucho en esa integridad, ya que protagonizó un par de intervenciones casi milagrosas. Alves se está afianzando y Guaita va a tener muy complicado recuperar la titularidad, porque el brasileño va imponiendo su personalidad avasalladora.
Además de atribuible en buena parte a Alves, el éxito defensivo del equipo -así hay que catalogar el cero en su portería- se debió a una mejor labor de conjunto en la tarea de achique y repliegue. Pese a los fallos puntuales de tipo individual, el Valencia se defendió mejor. A este respecto, cabe señalar dos espectaculares acciones defensivas que el equipo nos deparó al cierre de cada una de las dos mitades. En ambas, un movimiento de achique de espacios perfectamente sincronizado, dejó en fuera de juego a media docena de rivales, que hicieron un ridículo clamoroso. Una estrategia digna del gran Milan de Arrigo Sacchi, aquel equipo que elevó los conceptos defensivos a la categoría de arte. Lo que viene a significar que, sólo con que se trabaje un poquito, la zaga es mejorable. En fin, el Valencia abandonó el gélido Manzanares reconfortado en su autoestima. Que es la mejor vitamina que podía ingerir, para afrontar la que se le viene encima mañana.
http://www.levante-emv.com/deportes/2012/02/07/defensa-elevada-categoria-arte/879205.html
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