Carlos Bosch
Ante el Barcelona el Valencia jugó de miedo pero empató, ayer me aburrí de lo lindo pero hoy ya se me ha pasado el aburrimiento...
Lo he dicho más de una vez y no es mal día para volver a decirlo hoy; si todavía hay alguien por ahí que espera que en un par de meses, en un par de partidos o incluso en un parde años más, el Valencia termine ganando en sensación de equipo y de empaque, lo mejor que puede hacer es ahorrar esfuerzos mentales y escuchar el nuevo disco de Marea porque de esta manera por lo menos no desperdiciará el tiempo. No es mi intención tocar las narices al personal un domingo por la mañana después de haber ganado, —y por ello en breve llegarán un par de reflexiones de las buenas que también las hay sobre el partido de anoche—, pero lo que pasa es que el Valencia de Emery es así y va a seguir siendo así por mucho tiempo y por mucho que nos empeñemos. Con Emery vamos a ganar muchos partidos y salvo debacle, es factible pensar que el equipo será tercero o cuarto, pero lo de dar sensación de poderío defensivo no va con el Valencia a pesar de la evidente mejoría que le dan al equipo atrás las llegadas de Rami y Víctor Ruiz.
Nada de poderío
El Valencia gana partidos ante rivales peores con cierta facilidad pero no da sensación de poderío defensivo porque su entrenador no concibe el fútbol de esa manera. No se me olvidará jamás el día en que hablé con él largo y tendido de fútbol y decía algo así como que le gustó el Valencia-Racing de la primera jornada de Liga porque su equipo ganó y porque la gente disfrutó de un buen espectáculo dados los goles y sobretodo, dados los sobresaltos que daba a cada aficionado el cambiante marcador. Sinceramente, a estas alturas ya he visto demasiado, he sufrido demasiado y hasta he disfrutado demasiado; yo lo que quiero es ganar. Y claro que prefiero ganar jugando bonito. Y por supuesto que incluso prefiero ganar jugando bonito y sin sufrir, pero por encima de todo, lo que quiero es ganar cada partido. Porque duermo mejor y porque paso más feliz el día siguiente. No hay más. Cuestión de superviviencia si quieren, pero es mi cuestión. Por eso hoy estoy tranquilo. Por eso hasta estoy más tranquilo y satisfecho que el día del Barcelona. Otra cosa es que cuando empatas contra un equipazo como el Barça y dándolo todo, se te quede buen savor de boca, pero todos sabemos que nunca es mejor sabor de boca que cuando ganas.
Pura matemática
Porque teniendo en cuenta que el fin de semana que viene no hay Liga —ya hay fútbol porque juega Jordi Alba con la selección española— la mejor reflexión que se puede hacer responde a la matemática pura y dura: tres puntos. No hay más. Si acaso, que aunque muy poco a poco, futbolistas como Pablo Piatti y Feghouli, van dando pasos hacia adelante.
Ese Canales
Bueno, también vale para pasar un buen domingo la certeza de que por fin alguien de la segunda línea resuelve un partido porque no siempre podemos estar fiándola a Roberto Soldado. Por eso, por depender siempre de un futbolista, es que partidos como el de anoche, en otras circustancias, habría terminado en empate. Por cierto, me encanta Jonas, pero ya va siendo hora de que se sume algún día a la fiesta del gol. La obesión no es buena. Y parece obsesionado...
http://www.superdeporte.es/carlos-bosch/2011/10/02/prefiero-ganar/140443.html
domingo, 2 de octubre de 2011
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