"El Valencia tiene que reinventarse cada verano". Esta frase de David Albelda resume a la perfección la situación en la que se encuentra la entidad de Mestalla, lastrada todavía por la nefasta gestión de Juan Soler. Y es que el traspaso de Manuel Fernandes ha servido para confirmar lo ruinosas que han sido para el Valencia varias de las operaciones económicas que se realizaron bajo su mandato para incorporar a futbolistas.
Dejando al margen a David Villa, con Soler en la presidencia, el club ché se gastó 85,5 millones de euros en los fichajes de Joaquín (27), Banega (18), Fernandes (18), Zigic (15) y Asier del Horno (7,5). De los cinco, sólo siguen en el Valencia Ever y el lateral vasco, aunque los dos con el cartel de transferible. De hecho, Llorente confía en ingresar unos 10 millones por la salida del argentino, mientras a que Del Horno le queda un año más de contrato y no se hará caja con él.
Con las otras tres salidas, el Valencia únicamente ha recuperado 13,2 millones de euros de los 85,5 que invirtió inicialmente: Zigic se marchó al Birmingham el verano pasado a cambio de 7 'kilos'; Joaquín se ha ido al Málaga por 4,2; mientras que Fernandes ya es jugador del Besiktas por sólo 2 millones.
Banega, con mal pie.
Uno de los objetivos del Valencia para este verano es hacer caja con el traspaso de Banega. Para ello se confía en que brille en la Copa América. Pero Ever no ha arrancado con buen pie. Firmó una floja actuación en el debut ante Bolivia (1-1) en un partido en el que marcó en su portería y recibió las críticas de la prensa argentina. Un revés para subir su cotización.
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