La manera de motivar de Pesic es admirable, pero a partir de ahora nos sentamos también a esperar los títulos.
Nada que objetar sobre la filosofía de Pesic, el entrenador milagro del Power Electronics Valencia. Para el técnico no es productivo marcarse como objetivo en una competición ser terceros «porque ser terceros no es nada», dice. Es listo el serbio, a pocos días de una eliminatoria en la Euroliga contra el Real Madrid no hay otro mensaje posible para excitar a los suyos, aunque a los vecinos les duela. Hombre, baloncesto es baloncesto, fútbol es fútbol, y en la Liga española ser tercero sí es algo, es tener asegurada la presencia en la Liga de Campeones y eso no es poco, pero hay que entender a qué se refiere realmente Pesic. Habla de que no se puede renunciar a nada antes de salir a jugar, de que no se puede dar por seguro que hay equipos intocables a los que no se puede ganar.
En definitiva, que el error está en que no se puede enviar a los jugadores el mensaje de que no es posible competir en el caso del fútbol con el Madrid y el Barça, porque eso conduce muchas veces a que el deportista —en este caso el futbolista— no sienta la necesidad de exigirse siempre el cien por cien. No es tan diferente la exigencia que se marca el Valencia de ser terceros como mínimo del mensaje que lanza Pesic, pero nunca será lo mismo salir a competir sabiendo que el primero está a cinco puntos que verlo a estas alturas nada menos que a 21.
A partir de ahí, todo el respeto hacia Pesic por su trayectoria y también por su manera de pensar, por esa ambición que sin duda es capaz de transmitir a todos sus equipos, sea cual sea el presupuesto. Pero lo que se dice felicitarle, le felicitaremos cuando traiga un título a Valencia. Si además lo hace después de ganarle una final al Madrid o al Barcelona, con más motivo todavía
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