El Valencia está realizando la remodelación que debería haber realizado hace años pero forzado por la economía en algunos casos y por intereses políticos en otro. Esto de por sí ya es preocupante, pero más preocupante es con qué mimbres se quedan en la plantilla. Los nuevos fichajes son una incógnita, por encima de su calidad, está su capacidad de adaptación y un sinfín de condicionantes que determinarán si son válidos o no para el Valencia. Resumiendo, de momento son cuestión de fe.
¿Pero los que ya conocemos? Vicente, Joaquín, Fernandes, Maduro, Ever… Soy pesimista, muy pesimista y el tiempo creo que en algunos casos me está dando la razón a entradas anteriores. Nos rasgamos las vestiduras por las salidas de Marchena y Pipo, por no contar las salidas de Villa y Silva, las cuales estaban relativamente asumidas por el valencianismo (lo que no se ha asumido es la cantidad recibida por Villa).
Si realmente Fernandes, Banega o Maduro, por citar algunos hubieran estado a la altura que deberían haber estado para un club como el Valencia ¿existiría preocupación? Pues sí, el que tiene calidad física y deportiva como Fernandes no tiene compromiso. El que está limitado deportivamente como Maduro tiene compromiso. Y Ever ha aparecido y ha desaparecido como el Guadiana. He citado a estos jugadores por no citar a otros que ni están, ni se les espera.
La salida de Baraja y Marchena deja al Valencia sin alma, con la eterna polémica sobre Albelda y, a priori, sin mimbres para confeccionar la entidad que todo equipo necesita.
La conclusión que saco sería que me preocupan más los jugadores que se quedan en la presente temporada que los que salen…
Autor: Toni Griñón.
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