Estaba cantando. Manuel Llorente hace lo posible para que Villa siga de valencianista. El presidente sabe que el Guaje es la mejor imagen del Valencia y el jugador se siente importante, valorado, querido, motivado, en definitiva hambriento de títulos. La condición principal es disputar la Liga de Campeones, por tanto que no se desmantele el equipo. Un requisito fácil de cumplir, porque la ´Champions´ son palabras mayores y a nadie se le ocurre presentarse en paños menores, así que la competitividad del equipo en la máxima competición continental está garantizada. El cariño del valencianismo a Villa es indiscutible desde el primer día que llegó, por consiguiente el acuerdo para su continuidad está fuera de todas dudas, si Emery cumple con lo prometido. Esa continuidad, sí es la que reclama la afición blanquinegra. Blindar su presencia en Mestalla es una buena noticia.
Presagio
Si Llorente y Villa se dan la mano mirándose a los ojos, el acuerdo será definitivo. Luego vendrán los de siempre mareando con humo amarillo, que si unos millones por aquí, que si el jugador se merece un equipo grande, por allá. Vamos, nada de lo que no estemos vacunados desde hace tiempo, con la última dosis de recuerdo estival. Pero toca ajo y agua. El Valencia debe atar el futuro del ´7´ antes del Mundial de Sudáfrica, una cita donde el Guaje y toda la ´Roja´ pueden dar la campanada histórica. Otra oportunidad para que un valencianista vuelva a ser el máximo goleador, como pasó en Argentina en 1978, donde Mario Alberto Kempes fue campeón con la albiceleste, goleador del torneo y máxima figura de la competición.
Festejo
Para los derrotistas, ahí quedan las declaraciones con mensaje de Villa donde confirma que se encuentra muy bien en el Valencia, reitera que su objetivo es ayudar al equipo a que esté lo más alto posible, antes que ser ´pichichi´. Además con declaración espontánea de amor incluida al club. Mucho y mal deberían cambiar las cosas en Mestalla para que se torciera el acuerdo de continuidad, así que hay que celebrarlo al máximo, con una cerrada ovación, como mínimo, en el próximo partido en casa.
Joan Carles Martí Superdeporte
Presagio
Si Llorente y Villa se dan la mano mirándose a los ojos, el acuerdo será definitivo. Luego vendrán los de siempre mareando con humo amarillo, que si unos millones por aquí, que si el jugador se merece un equipo grande, por allá. Vamos, nada de lo que no estemos vacunados desde hace tiempo, con la última dosis de recuerdo estival. Pero toca ajo y agua. El Valencia debe atar el futuro del ´7´ antes del Mundial de Sudáfrica, una cita donde el Guaje y toda la ´Roja´ pueden dar la campanada histórica. Otra oportunidad para que un valencianista vuelva a ser el máximo goleador, como pasó en Argentina en 1978, donde Mario Alberto Kempes fue campeón con la albiceleste, goleador del torneo y máxima figura de la competición.
Festejo
Para los derrotistas, ahí quedan las declaraciones con mensaje de Villa donde confirma que se encuentra muy bien en el Valencia, reitera que su objetivo es ayudar al equipo a que esté lo más alto posible, antes que ser ´pichichi´. Además con declaración espontánea de amor incluida al club. Mucho y mal deberían cambiar las cosas en Mestalla para que se torciera el acuerdo de continuidad, así que hay que celebrarlo al máximo, con una cerrada ovación, como mínimo, en el próximo partido en casa.
Joan Carles Martí Superdeporte
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