QUIEN ES JAVIER GOMEZ

Dirigente futbolístico: visceral, forofo, impulsivo, irracional... Parece que quien no se vincula a estos adjetivos no puede formar parte del fútbol. No es así. Un ejemplo claro de ello es Javier Gómez, el nuevo peso pesado del consejo de administración del Valencia. Todavía hay quien se pregunta qué hace un hombre de una personalidad tan estricta en un club deportivo. Pues son diez años desempeñando su función en la entidad de Mestalla.1999. Manuel Llorente, el hombre que todo lo movía en el Valencia, gestó la dirección de mercadotecnia en el club. Eligió para este puesto a David Baixauli, que en ese momento ocupaba la responsabilidad en el departamento económico. Y, claro, faltaba alguien que le sustituyera. El actual presidente del Pamesa dudaba con quién contar, pero Eduardo García, asesor laboral de Llorente en el club, le recomendó a una persona totalmente alejada del fútbol. Era Javier Gómez Molina.Llorente le citó en la sede del Valencia para realizarle una entrevista de trabajo. Hasta allí se desplazó Javier Gómez. La conversación no pudo ser más concluyente: era la persona indicada. Le fichó. El nuevo hombre fuerte blanquinegro se enfrascó en el fútbol y tuvo que dejar de lado las oposiciones a inspector de Hacienda que estaba preparando. A partir de ese momento formó un dúo infalible con Llorente en la gestión de los números del Valencia.Licenciado en Empresariales por la Universidad de Valencia, Javier Gómez Molina había trabajado anteriormente en GEC Alsthom Transporte -actualmente denominada Vossloh-, donde estaba especializado en gestión de energía y trenes, metros y tranvías. Nadie mejor que un hombre con amplia experiencia en la administración financiera de grupos multinacionales para asumir las tareas de control y dirección económica del Valencia.Su mesurada labor le granjeó el respeto de todos sus compañeros en el club, del departamento que fuera. Han ido pasando mandatarios y todos han querido contar con él. Con la toma del poder por Juan Soler, el damnificado fue Manuel Llorente. En ese momento el constructor decidió nombrar director general del club a Javier Gómez. Este es el cargo que ha ocupado hasta hoy.El fútbol le absorbe casi las 24 horas pese a que sus allegados hablan de él como una persona muy familiar. Está casado y tiene dos hijos, a los que les presta toda la atención posible. La que le deja el Valencia. Y poco más se sabe de su vida fuera de su trabajo. Todos hablan de su exagerada discreción. Es hombre de pocas palabras. Las justas y necesarias. No regala los oídos y no tiene reparo en decir en cada momento lo que debe decir. Sin remilgos."Es eficaz, válido, buen profesional y leal", manifestaba ayer un ex consejero que le conoce bien. También le alabó ayer en Canal 9 el que hasta ahora asumía parte de las funciones que el consejo concedió ayer a Javier Gómez. Miguel Zorío sólo tenía buenas palabras para él: "Javier es una persona que tiene la confianza de los actuales gestores, de todos los accionistas, de las instituciones y de la banca. Sabrá hacer la cirugía que haga falta." En esas está ya.Porque con su nuevo rol ahora tiene que tomar la iniciativa en las negociaciones para sacar al Valencia del pozo económico. Ayer mismo ya se enfrascó en estas tareas, manteniendo reuniones con entidades bancarias para intentar conseguir el dinero deseado, justo el que no ha podido conseguir el dúo que formaban Soriano y Zorío. Nadie duda que es la persona indicada para ello. Es el hombre de consenso, al que todos aceptan, especialmente la gente de la banca, que son finalmente quienes tiene que soltar el dinero.Pero también en la plantilla. Los futbolistas, habituados a los halagos continuos, agradecen la crudeza con la que a veces ha tenido que expresarse Javier Gómez para hacerles ver la dificultad económica del Valencia. Fue quien tuvo que ir de enviado especial a decirles que se retrasaba el pago de las fichas y quien llevó la voz cantante en la reciente reunión del presidente con los capitanes en el hotel Westin.Y es que nadie como él conoce la situación económica del club. Sabe que el actual momento es insostenible. Por eso su hoja de ruta puede llegar a ser hasta cruenta. Nada de dispendios. El objetivo único es salvar al club del temido concurso de acreedores. Javier Gómez hará lo que tenga que hacer, principalmente en la contención del gasto. El Valencia no gastará más de lo que ingrese. Esa es su máxima.En esa economía de guerra ya no existen intocables. Ni los cracks del club. Pese a que Soriano renovó recientemente a Villa y Silva con contratos largos, si su venta evita que el club entre en el fango, pues se venderán. Muy a pesar, pero lo hará. Eso sí, jamás se malvenderán. Tendrá que llegar una oferta mareante y que la necesidad sea imperiosa.El Valencia, con su nueva realidad, está dispuesto a vivir una nueva travesía por el desierto. Fichajes a bajo coste, futbolistas jóvenes y contratos razonables. A eso aspira Javier Gómez mientras intenta recaudar dinero con alguna de las operaciones que Soriano no ha sido capaz de fraguar. Hay que vender los solares de Mestalla para acometer los pagos necesarios: a la plantilla, a las empresas que construyen el estadio y al resto de acreedores.Y en ello está implicado un tecnócrata. Una rara avis en la fauna del fútbol. De esos que pretenden llevarse bien con todo el mundo, hasta con el Levante. Recientemente Javier Gómez se reunió con los nuevos responsables azulgranas y les aseguró que prefiere que las promesas blanquinegras se forjen en Orriols que no fuera. Todo un caballero.

AHORA SOLO FALTA EL REGRESO DE AMADEO CARBONI