Vicente Furió
El Valencia CF y el Levante UD se verán las caras el domingo. Los dos llegan a Mestalla con el rejón de la derrota sufrida, en la anterior jornada de Liga, pero con sensaciones bien distintas
El Valencia CF y el Levante UD se verán las caras el domingo. Los dos llegan a Mestalla con el rejón de la derrota sufrida, en la anterior jornada de Liga, pero con sensaciones bien distintas. El Levante ya tiene, prácticamente, los deberes hechos en el presente ejercicio, mientras que el Valencia vive en el desasosiego de ver peligrar su tercera plaza en la clasificación.
No se puede pedir más
El Euro Levante ilusiona, pero hay que ser realistas. El Osasuna, sin hacer nada del otro mundo, dejó en entredicho al cuadro azulgrana. Desde mi óptica lo descompuso con cierta rapidez. Se cuajó un partido para olvidar aunque, al final del mismo, el entrenador Juan Ignacio Martínez declarase que le había gustado su equipo. A decir verdad, a mí no me gustó nada, a pesar del interés que pusieron sus jugadores. Los observé mal colocados en el campo, sin encontrar espacios y con constantes pérdidas de balón. Fue una decepcionante derrota. Dicho esto, no hay ningún motivo para el desánimo ni para rasgarse las vestiduras, como hacen esos aficionados que abandonan con rapidez sus localidades, en el Ciutat de Valencia, cuando las cosas no van de cara. Es demasiado bonito acostumbrarse a la victoria. Sin embargo, hay que valorar que la mayoría permaneció en sus asientos y despidió con una ovación a sus jugadores. El Levante UD consiguiendo la permanencia ya cumple con su objetivo, encima, viene cuajando un ejercicio donde las alegrías han superado, con diferencia, a las decepciones. El levantinismo, ni en sus mejores sueños, diseñó un escenario como el que está viviendo. Hace tres años, sin ir más lejos, se estuvo a un paso de la desaparición.
Se le puede pedir más
Al aficionado del Valencia lo comprendo. Quiere que su equipo haga más cosas que las que viene ofreciendo. Por presupuesto, es un argumento, le toca ser tercero en la clasificación y otro bien distinto estar situado, en esa plaza, pero a 28 puntos del Real Madrid y a 22 del Barça. Demasiada diferencia para un equipo que en el pasado mes de septiembre se ofrecía como alternativa. Sin embargo, lo peor no es alejarse de la puja por el título de Liga sino la sensación que ofrece de no saber a qué juega tras cuatro años de Unai Emery, en el banquillo. Siempre he apoyado a los entrenadores, incluido Unai, pero sus aspavientos, sus declaraciones y sus frases mal construidas han servido para confundirme y su buen trabajo, durante la semana, queda diluido en el transcurrir de los partidos. Hace más de dos meses, con independencia de los resultados, expresé en estas mismas páginas que su ciclo había concluido. Su mensaje está agotado, al mismo tiempo que anulada su capacidad para conectar con una afición que le ha dado la espalda sin miramiento alguno. Los jugadores dicen que están con él, pero las recientes actuaciones sólo contribuyen a que el técnico se deslice por la pendiente del adiós.
Calma y urgencia
Llegado a este momento, el partido del domingo ofrece sensaciones bien diferentes. El Levante no tiene nada que perder y mucho que ganar. Debe saber jugar el partido, sin precipitaciones y procurando cometer los menores errores posibles. Si obtiene un resultado positivo contagiará alegría a sus seguidores y se mantendrá entre los seis primeros. Si pierde no pasa nada, una ducha, un buen vaso de vino valenciano y a esperar al Atlético. La intranquilidad, la urgencia y la necesidad de vencer la posee el Valencia. Sabe que la victoria es la única fórmula para contentar a su público. Si no lo consigue, los pañuelos pueden invadir las gradas de Mestalla. Unai Emery, cada semana que pasa, es menos escudo para el presidente Manuel Llorente. Un dirigente que tampoco atraviesa por su mejor momento. Bueno, muchos de los dirigentes que ha tenido el club, desde 1995, salieron por la puerta de atrás pero vieron mejorada su cuenta corriente a costa de la institución que dicen amar. Ya sé que lícitamente… ¡Vaya tropa! que diría el Conde de Romanones.
http://www.superdeporte.es/colaboradores/2012/03/28/sensaciones-diferentes/157481.html
El Valencia CF y el Levante UD se verán las caras el domingo. Los dos llegan a Mestalla con el rejón de la derrota sufrida, en la anterior jornada de Liga, pero con sensaciones bien distintas
El Valencia CF y el Levante UD se verán las caras el domingo. Los dos llegan a Mestalla con el rejón de la derrota sufrida, en la anterior jornada de Liga, pero con sensaciones bien distintas. El Levante ya tiene, prácticamente, los deberes hechos en el presente ejercicio, mientras que el Valencia vive en el desasosiego de ver peligrar su tercera plaza en la clasificación.
No se puede pedir más
El Euro Levante ilusiona, pero hay que ser realistas. El Osasuna, sin hacer nada del otro mundo, dejó en entredicho al cuadro azulgrana. Desde mi óptica lo descompuso con cierta rapidez. Se cuajó un partido para olvidar aunque, al final del mismo, el entrenador Juan Ignacio Martínez declarase que le había gustado su equipo. A decir verdad, a mí no me gustó nada, a pesar del interés que pusieron sus jugadores. Los observé mal colocados en el campo, sin encontrar espacios y con constantes pérdidas de balón. Fue una decepcionante derrota. Dicho esto, no hay ningún motivo para el desánimo ni para rasgarse las vestiduras, como hacen esos aficionados que abandonan con rapidez sus localidades, en el Ciutat de Valencia, cuando las cosas no van de cara. Es demasiado bonito acostumbrarse a la victoria. Sin embargo, hay que valorar que la mayoría permaneció en sus asientos y despidió con una ovación a sus jugadores. El Levante UD consiguiendo la permanencia ya cumple con su objetivo, encima, viene cuajando un ejercicio donde las alegrías han superado, con diferencia, a las decepciones. El levantinismo, ni en sus mejores sueños, diseñó un escenario como el que está viviendo. Hace tres años, sin ir más lejos, se estuvo a un paso de la desaparición.
Se le puede pedir más
Al aficionado del Valencia lo comprendo. Quiere que su equipo haga más cosas que las que viene ofreciendo. Por presupuesto, es un argumento, le toca ser tercero en la clasificación y otro bien distinto estar situado, en esa plaza, pero a 28 puntos del Real Madrid y a 22 del Barça. Demasiada diferencia para un equipo que en el pasado mes de septiembre se ofrecía como alternativa. Sin embargo, lo peor no es alejarse de la puja por el título de Liga sino la sensación que ofrece de no saber a qué juega tras cuatro años de Unai Emery, en el banquillo. Siempre he apoyado a los entrenadores, incluido Unai, pero sus aspavientos, sus declaraciones y sus frases mal construidas han servido para confundirme y su buen trabajo, durante la semana, queda diluido en el transcurrir de los partidos. Hace más de dos meses, con independencia de los resultados, expresé en estas mismas páginas que su ciclo había concluido. Su mensaje está agotado, al mismo tiempo que anulada su capacidad para conectar con una afición que le ha dado la espalda sin miramiento alguno. Los jugadores dicen que están con él, pero las recientes actuaciones sólo contribuyen a que el técnico se deslice por la pendiente del adiós.
Calma y urgencia
Llegado a este momento, el partido del domingo ofrece sensaciones bien diferentes. El Levante no tiene nada que perder y mucho que ganar. Debe saber jugar el partido, sin precipitaciones y procurando cometer los menores errores posibles. Si obtiene un resultado positivo contagiará alegría a sus seguidores y se mantendrá entre los seis primeros. Si pierde no pasa nada, una ducha, un buen vaso de vino valenciano y a esperar al Atlético. La intranquilidad, la urgencia y la necesidad de vencer la posee el Valencia. Sabe que la victoria es la única fórmula para contentar a su público. Si no lo consigue, los pañuelos pueden invadir las gradas de Mestalla. Unai Emery, cada semana que pasa, es menos escudo para el presidente Manuel Llorente. Un dirigente que tampoco atraviesa por su mejor momento. Bueno, muchos de los dirigentes que ha tenido el club, desde 1995, salieron por la puerta de atrás pero vieron mejorada su cuenta corriente a costa de la institución que dicen amar. Ya sé que lícitamente… ¡Vaya tropa! que diría el Conde de Romanones.
http://www.superdeporte.es/colaboradores/2012/03/28/sensaciones-diferentes/157481.html
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