Carlos Bosch
Otra vez me sale el ingenuo que llevo dentro y voy a escribir sobre cosas que hace tiempo me di cuenta que no tienen remedio
Otra vez me sale el ingenuo que llevo dentro y voy a escribir sobre cosas que hace tiempo me di cuenta que no tienen remedio: la organización interna del Valencia en lo que a sus poderes ejecutivos se refiere. Insisto que es una manera como otra de desperdiciar un trozo de periódico con lo caro que está el papel en estos días porque la organización ejecutiva del Valencia de Llorente, así en plan ejecutivo, se puede resumir en un par de líneas. Incluso en menos. El caso es que en días como los que nos ocupan —más allá de la reunión en casa de Llorente, que considero necesaria y seguro será productiva— uno echa de menos una voz que hable por boca del murciélago del escudo. Algo así como una opinión de estado con la que el aficionado se sienta identificado y hasta respaldado. No voy a decir nombres aunque se me ocurre más de uno, pero lo cierto es que con que no salga un día el entrenador a decir una cosa y a los pocos salga el presidente y el capitán a decir la contraria me conformo. No pido mucho. Eso sí, a fuerza de ser sincero, no es del discurso del club a lo que he venido a hablar, es una excusa para terminar diciendo que mientras el que diseña la plantilla sea poseedor de uno de los mayores eufemismos que se recuerda en la historia del club —coordinador de la secretaría técnica es algo así como un yogur de marca blanca— y mientras ser un hombre de club que no protesta y traga con todo sea una de las principales cualidades por las que un entrenador se gana la renovación —al margen de que deba lograr los objetivos—, lo que hay que cambiar es la forma del estado. Es decir, más allá de que se elija a la persona ideal en cada sitio, esta forma de gobierno no termina de gustarme. No sé si son las cosas del estado... o el estado de las cosas. (Por cierto, ahora la prioridad ya no es hacer un gol más que el rival, se impone la cordura, ahora se trata de que no nos hagan goles. Me subo al barco otra vez... ¡Qué ilusión!)
http://www.superdeporte.es/carlos-bosch/2012/03/28/cosas/157482.html
Otra vez me sale el ingenuo que llevo dentro y voy a escribir sobre cosas que hace tiempo me di cuenta que no tienen remedio
Otra vez me sale el ingenuo que llevo dentro y voy a escribir sobre cosas que hace tiempo me di cuenta que no tienen remedio: la organización interna del Valencia en lo que a sus poderes ejecutivos se refiere. Insisto que es una manera como otra de desperdiciar un trozo de periódico con lo caro que está el papel en estos días porque la organización ejecutiva del Valencia de Llorente, así en plan ejecutivo, se puede resumir en un par de líneas. Incluso en menos. El caso es que en días como los que nos ocupan —más allá de la reunión en casa de Llorente, que considero necesaria y seguro será productiva— uno echa de menos una voz que hable por boca del murciélago del escudo. Algo así como una opinión de estado con la que el aficionado se sienta identificado y hasta respaldado. No voy a decir nombres aunque se me ocurre más de uno, pero lo cierto es que con que no salga un día el entrenador a decir una cosa y a los pocos salga el presidente y el capitán a decir la contraria me conformo. No pido mucho. Eso sí, a fuerza de ser sincero, no es del discurso del club a lo que he venido a hablar, es una excusa para terminar diciendo que mientras el que diseña la plantilla sea poseedor de uno de los mayores eufemismos que se recuerda en la historia del club —coordinador de la secretaría técnica es algo así como un yogur de marca blanca— y mientras ser un hombre de club que no protesta y traga con todo sea una de las principales cualidades por las que un entrenador se gana la renovación —al margen de que deba lograr los objetivos—, lo que hay que cambiar es la forma del estado. Es decir, más allá de que se elija a la persona ideal en cada sitio, esta forma de gobierno no termina de gustarme. No sé si son las cosas del estado... o el estado de las cosas. (Por cierto, ahora la prioridad ya no es hacer un gol más que el rival, se impone la cordura, ahora se trata de que no nos hagan goles. Me subo al barco otra vez... ¡Qué ilusión!)
http://www.superdeporte.es/carlos-bosch/2012/03/28/cosas/157482.html
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