Los medios de comunicación de Valencia se hacían eco horas después del cierre del mercado. Nicolás Otamendi no fue fichado por no tener pasaporte comunitario, al no quedar libre -tres- ninguna plaza de extracomunitario en la plantilla. Lo cierto es que esa es la realidad, como también que el club se enteró de la misma unos minutos antes de que se cerrara el mercado el pasado viernes. Algo que descolocó los planes del club y, sobre todo, de un alucinado Juan Antonio Pizzi.
La llegada de un central estaba cantada. Francisco Rufete, mánager del Valencia, y Juan Antonio Pizzi estaban de acuerdo en que la defensa necesitaba ser apuntalada por un zaguero de jerarquía. En unas horas convulsas en la entidad, con entrada y salida de jugadores, Otamendi era el candidato ideal. El problema es que a última hora el club descubrió que el jugador del Oporto no tenía pasaporte comunitario. En unos minutos, la historia vivió un sorprendente epílogo que no esperaba, fundamentalmente, el entrenador del Valencia.
Vargas, Jonas y el recién fichado Vinicius Araújo ocupan en la actualidad las tres plazas permitidas de jugadores extracomunitarios. El Valencia llevaba varios días trabajando en la contratación de Otamendi, pero cuando todo estaba cerrado, tanto con el Oporto como con el futbolista, la operación dio un giro inesperado.
El club valencianista confió en la ficha personal del defensa sudamericano que aparecía en una página web. En la misma se especificaba que Otamendi tenía la doble nacionalidad italo/argentina. Con esa información en la mano, Amadeo Salvo y Rufete dieron los pasos oportunos para la contratación del futbolista. Tiempo perdido…
Cuando todas las condiciones estaban pactadas, tanto con el Oporto como con el futbolista argentino, el Valencia reclamó a Martín Sendoa, agente de Nicolás Otamendi, una fotocopia del pasaporte italiano. El problema es que ese documento no existe, pues sólo dispone de la nacionalidad argentina.
El agente de Otamendi, muy sorprendido por la reclamación del Valencia, explicó de inmediato que su representado no tenía pasaporte italiano. La operación se fue abajo en unos tensos instantes en los que el club tuvo que dar un giro que acabó con el fichaje del suizo Senderos. Aunque el jugador que club y técnicos deseaban era Nicolás.
Juan Antonio Pizzi, que ha estado al tanto en todo momento de los frentes abiertos, se llevó una gran decepción cuando conoció la intrahistoria. El técnico argentino también mostró una enorme sorpresa por lo sucedido, pues no puede entender, lógico, que el club se diera cuenta en el último momento que no podía inscribir de ninguna manera a su paisano.
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