JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
El Valencia cerró el mercado de invierno envuelto en el frenesí. En una jornada que se recordará durante muchos años en las oficinas de Mestalla, el club fichó a dos jugadores y se desprendió de otros tantos, completando de este modo una revolución sin precedentes en su plantilla. Sin embargo, la noche se cerró con un regusto amargo, ya que las piezas cazadas por Rufete no eran las preferidas. Para el ataque se quería a Osvaldo o Vucinic, pero al final hubo que cerrar la contratación de Vinicius Araújo. Y en el eje de la defensa el trabajo de todo el día, destinado a amarrar a Nicolás Otamendi, se vino abajo a última hora. Aun así se pudo traer al suizo Senderos.
Por lo que respecta al capítulo de salidas, marcado por la necesidad de aligerar el coste salarial de la plantilla, el Valencia se ciñó a lo previsto pero también reservaba alguna sorpresa. Cerró la venta de Sergio Canales a la Real Sociedad y la cesión de Éver Banega a Newell's Old Boys. Descartó la salida de Antonio Barragán y finalmente Rubén Vezo, que no se despegó del teléfono desde que se subió al autobús oficial del equipo tras comer con su compañeros rumbo a Barcelona, se queda en el equipo. Pero el cierre del mercado todavía reserva un epílogo. Si hubiera llegado Otamendi, Ricardo Costa se habría marchado al Besiktas, que ayer mostró su interés por cerrar la cesión del portugués. Sin el jugador del Oporto, el club tenía una decisión pendiente, ya que la ficha de Costa es desproporcionada para la situación económica del club pero su marcha, aún posible debido al cierre tardío del mercado turco, dejaría muy débil el eje de la zaga. El propio jugador no dejó lugar a la especulación, ya que en su cuenta personal de Twitter, casi a la una de la madrugada, confirmó que se queda.
Con la trepidante jornada de ayer han abandonado la plantilla del Valencia en el mercado de invierno seis jugadores (Rami, Pabón, Postiga, Guardado, Canales y Banega), mientras que han llegado cinco refuerzos (Vezo, Vargas, Keyta, Senderos y Araújo).
El gran palo para Rufete tiene un nombre: Nicolás Otamendi. Con la ayuda del omnipresente Jorge Mendes, el manager general deportivo tuvo prácticamente fichado al hombre que quería para apuntalar la zaga, pero a última hora se frustró el intento de hacerse con los servicios del central del Oporto. La llegada de Otamendi habría supuesto un esfuerzo importante para las arcas del club presidido por Amadeo Salvo ya que, entre el millón de euros que cobraba el Oporto por la cesión y la ficha del jugador, la operación era ambiciosa. El Valencia quería compensarla sumando el millón que paga el Bayer Leverkusen por la cesión de Guardado y la parte de la ficha que hipotéticamente se iba a liberar del contrato de Ricardo Costa. El portugués, que llegó a tener pie y medio fuera del Valencia, debe cobrar hasta junio 1,36 millones de euros. En un escenario con Otamendi y sin el capitán, Vezo sería el cuarto central (por eso se rechazó la petición de Elche y Rayo) y Mathieu podría alternar el lateral con el centro de la defensa. El fiasco Otamendi hace ahora que Costa no salga y Vezo tampoco.
Al menos Rufete pudo cazar a Philippe Senderos, fichaje que hizo oficial la página web del Fulham al filo de las once de la noche. El suizo, de 28 años, viene al Valencia en propiedad y no tendrá problemas con su adaptación, ya que su padre nació en Guadalajara y habla un perfecto español. La llegada de Senderos provocó ayer un curioso cruce de caminos ya que su sustituto en el Fulham, el holandés Heitinga, fue ofrecido a primera hora de la mañana al Valencia. Pero en esos instantes la obsesión de Rufete era atar a Otamendi.
Lo ocurrido en el trayecto que recorrió el autobús del Valencia desde la ciudad deportiva de Paterna al hotel de concentración en el barrio de Pedralbes de Barcelona resumió a la perfección la locura del último día de mercado en clave valencianista. Cuando la expedición aún no había llegado a Tarragona las opciones de Otamendi y Araújo ya se habían complicado. Tanto fue así que Rufete tuvo que poner en alerta el 'plan b'. Delegó esa misión en Joan Salvans, pero con la premisa de poner el alerta a los agentes de esos jugadores tapados.
Los esfuerzos del manager general deportivo y de Fabián Ayala, una pieza clave, se centraron en intentar el desbloqueo de las dos operaciones. Porque a primera hora de la tarde el panorama tenía muchas nubes. La contratación de Vinicius Araújo se paró porque el Mónaco y el Inter se habían metido por medio. El club francés finalmente optó por Berbatov para suplir la baja de Falcao y el conjunto italiano se enrocó con la Juventus en un intento de trueque entre Guarín y Vucinic que abortó a las ocho de la tarde el presidente del Inter, Erick Thohir. Para entonces, el Valencia ya tenía atado al delantero brasileño y el Inter negociaba a la desesperada con Andy Polo.
El Cruzeiro oficializó la noticia a las diez de la noche en España. El joven atacante, de 20 años, se convertía en nuevo jugador del conjunto de Mestalla porque, además, prefirió mantener su palabra dada al conjunto de Mestalla y no escuchar los cantos de sirena que le llegaron de la Premier a última hora de la tarde. Vinicius Araújo está considerado uno de los delanteros con más proyección en Brasil, es internacional sub-21 y destaca por la potencia de su tren inferior, lo cual le permite luchar contra los defensas rivales con su 1.76 de estatura.
El Valencia cerró un acuerdo con el Cruzeiro de 3,5 millones por el 50% de los derechos federativos de Araújo y firmará un contrato de cinco temporadas a la joven perla brasileña, que ha marcado siete goles en los 16 partidos disputados con la camiseta del Cruzeiro. La operación de Vinicius no repercutirá en la tesorería de la actual temporada porque su coste es idéntico al pago que recibirá el Valencia por Sergio Canales, por el cual la Real Sociedad pagará 3,5 millones, 500.000 en variables y la entidad valencianista recibiría el 30% de un posible traspaso del jugador.
La jornada también fue frenética para Banega. El argentino se relajó tras la sesión en Paterna saludando a unos amigos, mientras su pareja deslizaba en Twitter la salida: «No se valora a las personas hasta que se pierden... Orgullosa de vos». Unas horas después desde esa misma cuenta apareció el mensaje que hacía oficial la llegada de Éver al Newell's. Y es que por la mañana el Atlético había preferido fichar a Diego en lugar de hacerse con el valencianista. Eso llevó a su agente, Marcelo Simonian, a explorar la vía argentina. El rosarino, jugador con mayor antigüedad en el equipo, se marcha cedido con opción de compra. Perdona mucho dinero y han pesado los motivos personales. En su caso se repite lo que ocurre en cada final de mercado. Cuando terminen los seis meses de cesión el Valencia espera que el jugador se revalorice en el Mundial. Será la última oportunidad de venderlo.
El mercado de invierno deja para el conjunto valencianista una revolución sin precedentes que LAS PROVINCIAS ya avanzó en octubre y para la que Salvo no confiaba en Braulio. Ahora queda esperar que el equipo no acuse la falta de adaptación. Y para el presidente, pensar en lo que pudo haber sido y no fue. Ayer se supo que Peter Lim ha fichado a Rodrigo (30 millones) y André Gomes (15 millones) y los deja cedidos en el Benfica. Eran los 50 millones del singapurense.
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