La falta de acierto ante la portería rival en Málaga refuerza la idea del entrenador de pedir un segundo delantero que le garantice goles
REDACCIÓN | VALENCIA..-
El Valencia puede anunciar como oficial en las próximas horas la cesión de Eduardo Vargas. Juan Antonio Pizzi se ha salido finalmente con la suya. El técnico argentino quiso desde el primer momento hacerse con los servicios del atacante chileno y el club está pendiente de cerrar los últimos flecos con el Nápoles para obtener la cesión del futbolista hasta lo que resta de temporada.
Más competencia pues para unos delanteros del Valencia que no están atravesando por un buen momento de forma, sobre todo Hélder Postiga. El portugués ni tan siquiera jugó un solo minuto en La Rosaleda. Pizzi optó por Paco Alcácer y el valenciano aunque no consiguió marcar, al menos sí que realizó un partido bastante aceptable.
El problema que detectó Pizzi prácticamente a los pocos días de aterrizar en su nuevo club es que el equipo tiene una carencia absoluta de acierto goleador. Jonas es el único que estaba alimentando este apartado pero el brasileño, que ya ha ocupado prácticamente todas las demarcaciones, no puede sostener al equipo en ese apartado.
De ahí que Pizzi hablara con Rufete para pedirle refuerzos. El primero ya está al caer: Vargas. Pero no acaban ahí las exigencias del argentino. Además de Vargas, el técnico blanquinegro dijo el otro día que quiere un futbolista que le garantice una buena cantidad de goles.
El deseo choca frontalmente con la situación que vive el Valencia. Al margen de que en Portugal sitúen al joven Rodrigo en la órbita blanquinegra (como también al central Garay), todo viene matizado por la mediación de Mendes y la presencia de Peter Lim. El gol se paga y en estos momentos, el club de Mestalla no dispone de dinero para hacer frente a un importante desembolso. Rufete se encuentra, de esta forma, con las mismas dificultades que tenía Braulio Vázquez para dotar a la plantilla del potencial necesario. Sin recursos económicos, traer gente de garantía es poco menos que misión imposible.
Sólo funciona para el Valencia la fórmula de la cesión. Es lo que se ha puesto en práctica con Vargas (incluyendo la opción de compra posterior) y lo que se podría hacer a la hora de pescar al hombre gol que necesita Pizzi para su equipo.
Eso sí, el Valencia tiene también la vigilancia que este año se ha impuesto y que le obliga a cumplir las previsiones económicas. No puede estirar más de lo previsto. De ahí que se vea forzado a encajar todas las piezas.
Ahí surge entonces la vía de hacer hueco en la plantilla, descargándose por un lado de efectivos y de carga económica por otro. Canales se quiere marchar porque sabe que Pizzi no cuenta con él y Pabón, el desembolso más importante que ha realizado este año el club, más de lo mismo. Quedan diez días para que se cierre el mercado y el Valencia no pierde la esperanza.
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