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Plan de trabajo del Valencia CF

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sábado, 25 de enero de 2014

MESTALLA DA LUZ VERDE A SALVO

El presidente critica con dureza la falta de transparencia e invita a los inversores a venir en un acto que reúne a cerca de seis mil aficionados Carga contra Bankia y KPMG, y solicita un nuevo proceso de venta liderado por la Fundación



J. CARLOS VALLDECABRES | VALENCIA..- Amadeo Salvo ha decidido coger armas y escudo, aguantar la embestida del banco e iniciar un contraataque, que unos pueden llegar a calificar de pasional, otros de heroico y algunos poco menos que de suicida.
 
El presidente del Valencia está decidido a vender cara su derrota en esta particular batalla que lleva semanas manteniendo en la retaguardia con Bankia. En un inaudito acto celebrado en Mestalla, reservado para accionistas (45.000) y/o socios (35.000) y que reunió a algo más de seis mil setecientos seguidores (se llenó toda la tribuna), Salvo salió de la trinchera y se expuso al cuerpo a cuerpo.
 
Cargó con contundencia en diversas fases contra Bankia (la peor parada), lanzó varias andanadas contra KPMG, invitó a la Generalitat a adquirir cierto protagonismo posicionándose a su favor, y fue plenamente consciente de que con sus palabras se establece un nuevo escenario entre las partes, un panorama de guerra abierta.
 
El dirigente aprovechó la hora y media de esta asamblea informativa sin precedentes para solicitar públicamente la anulación del proceso actual de venta y el inicio de uno nuevo, en el que se sitúe esta vez a la Fundación que lidera Aurelio Martínez como eje principal del mismo.
 
Salvo salió de Mestalla igual que entró: triunfador. Más de una decena de ovaciones trufaron un discurso meditado, con mucha carga emotiva pero argumentado también con el desmenuzamiento, por su parte, de una cronología que deja muy al descubierto la posición que ha tenido el banco desde el primer momento con la situación del Valencia. No tuvo el menor reparo tampoco en leer incluso párrafos enteros de correos electrónicos mantenidos con KPMG. Dio fechas y nombres concretos, citó ante los abucheos a Goirigolzarri, a Estepa (empleado del banco) e incluso al ministro Montoro, y además puso en valor a unos aficionados que se han considerado ninguneados en este embrollo.
 
Conocido era ya que Bankia puso encima de la mesa, desde el principio de las negociaciones con este patronato, el ofrecimiento a vender el Valencia. Pero nunca se había hecho situándola desde un plano tan crítico. Según la versión que ofreció el presidente, situado en un atril en medio del césped y apoyado por el resto de su consejo de administración, el banco ha manejado a su antojo toda la situación faltando en todo momento a las premisas de «transparencia y de libre concurrencia».
 
No faltaron motivos ni momentos para que se escucharan gritos y cánticos por parte de los aficionados en contra de Bankia, una entidad que ha pasado de tener una buena conexión con la antigua directiva a estar hoy en día totalmente enfrentada con el actual consejo.
 
Por supuesto, Salvo sacó a relucir la propuesta de Peter Lim. Su defensa sigue siendo igual de firme respecto a las intenciones del millonario de Singapur. La diferencia con respecto a anteriores manifestaciones es que tuvo la habilidad Salvo de abrir el abanico e invitar a todos los supuestos inversores a acercarse también al Valencia. «El presidente del Valencia no ha traído al señor Lim. Al conocer que Bankia quiere vender, viene él a hacer una oferta. Es extraordinaria».
 
En el turno de preguntas también se le interrogó por su apoyo a Lim. «Se elegirá al mejor, se llame como se llame. Hay que venderlo a aquel que los accionistas decida. Habrá que aprobarlo en una Junta general, como mandan los estatutos del club». Eso sí, hizo de portavoz del millonario: «Jamás entraría en un proceso en el cual no va a tener información, no se sabe si va a pasar en primer o segunda ronda. Les dijo que la oferta seguía en pie hasta el día 15 de enero. No va a entrar en ningún proceso porque cuando presentó la oferta no había proceso. Si conseguimos que este proceso sea transparente, tiene las puertas abiertas».
 
Su conexión con la grada fue total, algo que sabía ya el propio Salvo de antemano. Habló con el lenguaje que a cualquier aficionado de base le gusta oír. Ya el relato cronológico sirvió para enganchar a los más escépticos. Comenzó planteando las dificultades de caja que se encontraron cuando entraron y entró después en materia.
 
«El director general y yo fuimos a Bankia a explicarles de nuevo el proyecto, y a decirles que era posible refinanciar y pagar. Ese día (19 de noviembre), Bankia nos dice que no. Que el club hay que venderlo, que no van a refinanciar y que van a buscar inversores. Desde octubre a noviembre, desde Bankia se fuerza a que KPMG trabaje para la búsqueda de inversores para el estadio. Aceptamos como un acto de transparencia pero a KPMG, visto lo que ha pasado después, le permite entrar en el Valencia y no para buscar inversores del estadio sino para vender el club», dijo. Precisamente, la situación de la consultora quedó más entredicho que nunca, hasta el punto de anunciar acciones: «Vamos a llevar a KPMG al Instituto de asesores de cuentas para ver hasta dónde llega la moralidad de este asunto. Cuando a uno le mienten a la cara una y otra vez...».
 
Uno de los momentos de más atención llegó cuando se propuso leer uno de los correos electrónicos que se intercambió con la auditora (16 de diciembre), en el cual KPMG solicitaba liberarse de su contrato con el Valencia para pasar a trabajar para el banco. «'Consideramos conveniente -dice leyendo- que se rescinda el mandato para la búsqueda del inversor del estadio, autorizándonos a su vez a poder trabajar con Bankia en el proceso de búsqueda de inversor y/o cierre con el existente'. El existente -apunta él de su cosecha- se llama Peter Lim, el que dicen que nunca ofertó».
 
Se rescindió el 23 de diciembre «y por la tarde ya estaba trabajando para Bankia», apuntó después. Ya a partir de ese momento, desnudó la estrategia del banco. «Inicia un proyecto que, entre otras cosas, no nos puede dar información sobre los inversores a nosotros. Ni nos dicen el número de inversores, ni cuánto invierten, ni de qué países. Señores de Bankia, vendan la deuda y que venga el inversor. Nos irá mejor que con ustedes, estoy seguro. Sólo nos dicen que son buenísimos...». Apunte este último que sirvió para el abucheo y la sorna general.
 
Fue subiendo en ese momento el tono de sus palabras, consciente Salvo que se entraba en el momento de más cabreo general. Sobre todo cuando anunció uno de los puntos que cogió a todos por sorpresa. El que, teóricamente, se reserva el banco para dar un vuelco a la situación en el instante que desee. «En la fase dos dice que todo puede ser cambiado sin explicación alguna», lo que motivó de inmediato una oleada de protestas, silbidos e insultos al banco. «KPMG y Bankia se reservan el derecho a cambiar los detalles cuando consideren e incluso pueden aceptar oferta u ofertas que no han sido partes del proceso», añadió.
 
El mensaje no tardó en llegar. Justo después de solicitar que la tribuna se pronunciara a favor de su propuesta (cartulina verde) en contra (mostrando la roja), lanzó la advertencia: «Si quieren vender el Valencia, Bankia tiene dos soluciones: o que ejecuten la prenda y se queden con el club y hagan lo que quieran, o que el club sea parte del proceso. Ahora mandamos nosotros».
 
Al margen de las menciones especiales para el ministro Montoro y para la Generalitat, no dejó escapar la oportunidad de pellizcar al presidente de la entidad financiera. «Señor Goirigolzarri, preocúpese un poco por ver qué está haciendo alguno de sus tecnócratas en Madrid con este club. Todavía está a tiempo de rectificar y tratar a esta institución con respeto, transparencia y por lo menos igualdad».
 
Su apunte final sirvió para reiterar su posición: «Vamos a pelear para que desde la Fundación se pare el proceso. Que Bankia no pueda vender el club. Que se inicie un proceso limpio. Que esa información se pueda dar en una junta. ¿Quién va a invertir si millones de valencianistas le dan la espalda?.
 
Se vio obligado a interrumpir su relato por la emoción
 
Fueron unos pocos segundos pero suficientes para que la grada aún se conectara más con Salvo. El presidente tuvo que interrumpir su discurso por la emoción. Sucedió en la primera fase de su relato, cuando explicaba en qué situación se encontró el Valencia («teníamos un déficit de tesorería de 40 millones de euros, menos abonados...») y su decidido interés a darle a la entidad un nuevo impulso a nivel internacional y a dotarla de una estructura moderna. «Lo que era imposible parecía posible. Se empieza a hablar por todo el mundo, viene nuestro embajador (Kempes), los niños dejan de ducharse en barracones. En seis meses hay una empresa que quiere invertir 130 millones en acabar el estadio, la Fundación ya puede pagar, el Valencia empezaba a carburar...»

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