El bofetón ante el Depor tiene efectos demoledores, pero yo sigo creyendo
Vicente Bau - Retrocedan en el tiempo... o al menos retrocedan los que ya tienen unos cuantos añitos. Piensen en un verano cualquiera y en esa chica especial que conocieron en la playa. Rubia, simpática, ilusionante, cálida. Y sí, recuerden como se enamoraron perdidamente de ella. Fueron días de vino y rosas -o de cocacola y rosas, según la edad- en los que solo existía ella. En el desayuno, por la mañana, después de comer, con la pandilla, en la disco... siempre ella. Era verano, recuerden. Y ella parecía el gran amor de tu vida. Ilusión a tope, buen rollo, hormonas disparadas y felicidad absoluta. Hasta que acabó el verano. Tu regresaste a Valencia y ella se marchó a alicante. Y la distancia hizo mella. La magia de ese amor de verano se fue diluyendo por culpa de la distancia. El amor se enfrío. Como se enfrían muchos amores estivales cuando la playa se acaba. Y afloró la tristeza. La rubia simpática, ilusionante y cálida de pronto no era tan perfecta como tu te creías. Pero ojo, era, existía, estaba allí a tan solo unos kilómetros de distancia, ya no era la misma chica que conociste en la playa... pero era. ¿Porqué no recuperarla?
El buen recuerdo
Volvamos al fútbol. Al Valencia de Pellegrino. Y recuperemos de nuevo las gratísimas sensaciones que este equipo nos ha brindado en verano. ¿Se acabó todo? ¿La historia de amor entre la afición y su Valencia fue tan solo un espejismo? ¿Un amor de verano pasajero? ¿Una quimera que el Depor ha borrado de la faz de la tierra en escasos cuarenta y cinco minutos? Me niego a aceptarlo. Y me niego a ser tan pesimista. Es cierto que el golpe ha sido importante. Nuestro amor veraniego tiene defectos... ¡como todos los amores! Pero esos defectos -evidentes- no son suficientes para pasar del amor al odio en tiempo récord. Los grandes amores -de verano o de invierno, todos- se construyen asimilando los contratiempos y luchando por el futuro de la pareja. Nadie es perfecto. Y el Valencia de Pellegrino tampoco.
La realidad
Dicho esto, es decir, dando por hecho que mi amor de verano tenía más de ensoñación que de realidad -como pasa siempre-, ahora toca regresar a la realidad y analizar lo que sí nos gusta o lo que es mejorable de esa chica que un buen día nos robó el corazón. ¿Y que nos gusta? Pues muchas cosas. Me encanta, de entrada, que este verano el valencianismo haya recuperado ese orgullo que tanto le caracteriza y que tenía olvidado. Me encanta también que los jugadores crean en su entrenador y a la inversa. Y me entusiasma la facilidad que tiene este equipo de generar ocasiones. Del centro del campo hacia adelante el Valencia es eléctrico. Crea muchas ocasiones y las convierte. Un síntoma claro de que algo ha cambiado.
También me gusta...
También me gusta la capacidad de asociarse de Soldado y Jonas. Dos asistencias del brasileño acabaron son sendos golazos de Soldado. Y claro, también me encanta observar como nuestro 'killer', digo de Roberto, sigue con un olfato envidiable. En dos jornadas ha marcado tres goles -yo sumo el que nos birlaron ante el Real Madrid- y eso es mucho decir. Mientras siga esa conexión nos podrán hacer goles... pero tengan la seguridad de que el Valencia seguirá anotando. La pólvora no caduca.
La cara mala
La realidad. esa que nos ha dejado claro que nuestro amor veraniego era un amor idealizado, nos indica que este equipo también tiene defectos y muchas cosas que corregir. Pero tenemos tiempo de sobra para hacerlo. ¿Y qué debemos corregir? Pues algo evidente. Debemos modificar esa actitud que te lleva en un solo partido a brindar tu mejor cara y también la peor. La rubia tiene sus defectos, ya ven, pero yo no me rindo. Sigue siendo mi rubia con sus defectos y virtudes. Ya no la tengo idealizada... pero es ella, mi rubia simpática, ilusionante y cálida.
Mala defensa
La cátedra dice que en un equipo atacan y defienden todos. Pero yo no estoy de acuerdo. Sí es cierto que el fútbol es un juego colectivo... pero no es menos cierto que existen especialistas que deben brindar su trabajo en beneficio del grupo. Quiero decir, sí que es cierto que un gol es cosa de todos... pero mucho más de Soldado que de Ricardo Costa, por poner un ejemplo. Y lo mismo al revés. Es cierto que en un equipo defienden todos a la vez... pero unos más que otros. La responsabilidad suprema es de la línea defensiva. Y esa línea, ante el Depor, fracasó de forma estrepitosa. Lo de Oltra hicieron tres goles y aun pudieron ser más. Nuestra 'rubia' les dio excesivas facilidades. Toca trabajar duro para revertir la situación. Con esa defensa ante el Barça estamos apañados.
Las sensaciones
Ya ven, en un cortísimo espacio de tiempo hemos pasado de tener unas magníficas sensaciones a ser presa del pánico. La seguridad que nos trasmitía este equipo ha volado por los aires en un visto y no visto. Así es el fútbol. Pero ni antes éramos favoritos para ganar la liga ni ahora una escuadra desnortada y sin rumbo. Busquen el término medio, ese en el que anida la virtud. El Valencia es un equipo en fase de reconstrucción y cambio. Y eso necesita tiempo. Aunque daba la impresión que ese cambio se había ejecutado tan rápido que era imposible no idealizar ese amor valencianista. Démosle tiempo a Pellegrino y tengamos paciencia. Un amor verdadero cuaja en base a asimilar defectos y virtudes... no solo virtudes.
Mágica curva
El domingo-lunes debutó la Curva de animación de Mestalla en el feudo valencianista. Y lo hizo con honores. Fantástico espectáculo y fantástica puesta en escena. Un diez para todos ellos... especialmente para los que parieron la idea y lucharon por ella, que no era nada fácil. La Curva es un valor añadido para el este nuevo Valencia. Y es una clara muestra de que en el campo te lo puedes pasar de cine al margen de lo que suceda sobre el cesped.
Y el césped
Buena pinta. Antes de comenzar el partido el césped tenía un aspecto estupendo. Bien cortadito, formando unos cuadrados muy televisivos... y nada más. Pura ruina. Pasan los días y el estado del césped sigue siendo una calamidad. No se aprecia mejoría por ninguna parte. Y eso corre en contra del propio Valencia, de sus futbolistas. Y miren, les digo una cosa, si queremos que nuestro amor de verano perdure en el tiempo, al margen de asimilar eso de los defectos y virtudes, es obligatario que ofertemos el mejor escenario posible para que ese amor germine y crezca. Y si el césped sigue así no les extrañe que el asunto acabe en divorcio antes de pasar por la vicaría.
http://www.superdeporte.es/colaboradores/2012/08/06/amor-verano/169739.html
Vicente Bau - Retrocedan en el tiempo... o al menos retrocedan los que ya tienen unos cuantos añitos. Piensen en un verano cualquiera y en esa chica especial que conocieron en la playa. Rubia, simpática, ilusionante, cálida. Y sí, recuerden como se enamoraron perdidamente de ella. Fueron días de vino y rosas -o de cocacola y rosas, según la edad- en los que solo existía ella. En el desayuno, por la mañana, después de comer, con la pandilla, en la disco... siempre ella. Era verano, recuerden. Y ella parecía el gran amor de tu vida. Ilusión a tope, buen rollo, hormonas disparadas y felicidad absoluta. Hasta que acabó el verano. Tu regresaste a Valencia y ella se marchó a alicante. Y la distancia hizo mella. La magia de ese amor de verano se fue diluyendo por culpa de la distancia. El amor se enfrío. Como se enfrían muchos amores estivales cuando la playa se acaba. Y afloró la tristeza. La rubia simpática, ilusionante y cálida de pronto no era tan perfecta como tu te creías. Pero ojo, era, existía, estaba allí a tan solo unos kilómetros de distancia, ya no era la misma chica que conociste en la playa... pero era. ¿Porqué no recuperarla?
El buen recuerdo
Volvamos al fútbol. Al Valencia de Pellegrino. Y recuperemos de nuevo las gratísimas sensaciones que este equipo nos ha brindado en verano. ¿Se acabó todo? ¿La historia de amor entre la afición y su Valencia fue tan solo un espejismo? ¿Un amor de verano pasajero? ¿Una quimera que el Depor ha borrado de la faz de la tierra en escasos cuarenta y cinco minutos? Me niego a aceptarlo. Y me niego a ser tan pesimista. Es cierto que el golpe ha sido importante. Nuestro amor veraniego tiene defectos... ¡como todos los amores! Pero esos defectos -evidentes- no son suficientes para pasar del amor al odio en tiempo récord. Los grandes amores -de verano o de invierno, todos- se construyen asimilando los contratiempos y luchando por el futuro de la pareja. Nadie es perfecto. Y el Valencia de Pellegrino tampoco.
La realidad
Dicho esto, es decir, dando por hecho que mi amor de verano tenía más de ensoñación que de realidad -como pasa siempre-, ahora toca regresar a la realidad y analizar lo que sí nos gusta o lo que es mejorable de esa chica que un buen día nos robó el corazón. ¿Y que nos gusta? Pues muchas cosas. Me encanta, de entrada, que este verano el valencianismo haya recuperado ese orgullo que tanto le caracteriza y que tenía olvidado. Me encanta también que los jugadores crean en su entrenador y a la inversa. Y me entusiasma la facilidad que tiene este equipo de generar ocasiones. Del centro del campo hacia adelante el Valencia es eléctrico. Crea muchas ocasiones y las convierte. Un síntoma claro de que algo ha cambiado.
También me gusta...
También me gusta la capacidad de asociarse de Soldado y Jonas. Dos asistencias del brasileño acabaron son sendos golazos de Soldado. Y claro, también me encanta observar como nuestro 'killer', digo de Roberto, sigue con un olfato envidiable. En dos jornadas ha marcado tres goles -yo sumo el que nos birlaron ante el Real Madrid- y eso es mucho decir. Mientras siga esa conexión nos podrán hacer goles... pero tengan la seguridad de que el Valencia seguirá anotando. La pólvora no caduca.
La cara mala
La realidad. esa que nos ha dejado claro que nuestro amor veraniego era un amor idealizado, nos indica que este equipo también tiene defectos y muchas cosas que corregir. Pero tenemos tiempo de sobra para hacerlo. ¿Y qué debemos corregir? Pues algo evidente. Debemos modificar esa actitud que te lleva en un solo partido a brindar tu mejor cara y también la peor. La rubia tiene sus defectos, ya ven, pero yo no me rindo. Sigue siendo mi rubia con sus defectos y virtudes. Ya no la tengo idealizada... pero es ella, mi rubia simpática, ilusionante y cálida.
Mala defensa
La cátedra dice que en un equipo atacan y defienden todos. Pero yo no estoy de acuerdo. Sí es cierto que el fútbol es un juego colectivo... pero no es menos cierto que existen especialistas que deben brindar su trabajo en beneficio del grupo. Quiero decir, sí que es cierto que un gol es cosa de todos... pero mucho más de Soldado que de Ricardo Costa, por poner un ejemplo. Y lo mismo al revés. Es cierto que en un equipo defienden todos a la vez... pero unos más que otros. La responsabilidad suprema es de la línea defensiva. Y esa línea, ante el Depor, fracasó de forma estrepitosa. Lo de Oltra hicieron tres goles y aun pudieron ser más. Nuestra 'rubia' les dio excesivas facilidades. Toca trabajar duro para revertir la situación. Con esa defensa ante el Barça estamos apañados.
Las sensaciones
Ya ven, en un cortísimo espacio de tiempo hemos pasado de tener unas magníficas sensaciones a ser presa del pánico. La seguridad que nos trasmitía este equipo ha volado por los aires en un visto y no visto. Así es el fútbol. Pero ni antes éramos favoritos para ganar la liga ni ahora una escuadra desnortada y sin rumbo. Busquen el término medio, ese en el que anida la virtud. El Valencia es un equipo en fase de reconstrucción y cambio. Y eso necesita tiempo. Aunque daba la impresión que ese cambio se había ejecutado tan rápido que era imposible no idealizar ese amor valencianista. Démosle tiempo a Pellegrino y tengamos paciencia. Un amor verdadero cuaja en base a asimilar defectos y virtudes... no solo virtudes.
Mágica curva
El domingo-lunes debutó la Curva de animación de Mestalla en el feudo valencianista. Y lo hizo con honores. Fantástico espectáculo y fantástica puesta en escena. Un diez para todos ellos... especialmente para los que parieron la idea y lucharon por ella, que no era nada fácil. La Curva es un valor añadido para el este nuevo Valencia. Y es una clara muestra de que en el campo te lo puedes pasar de cine al margen de lo que suceda sobre el cesped.
Y el césped
Buena pinta. Antes de comenzar el partido el césped tenía un aspecto estupendo. Bien cortadito, formando unos cuadrados muy televisivos... y nada más. Pura ruina. Pasan los días y el estado del césped sigue siendo una calamidad. No se aprecia mejoría por ninguna parte. Y eso corre en contra del propio Valencia, de sus futbolistas. Y miren, les digo una cosa, si queremos que nuestro amor de verano perdure en el tiempo, al margen de asimilar eso de los defectos y virtudes, es obligatario que ofertemos el mejor escenario posible para que ese amor germine y crezca. Y si el césped sigue así no les extrañe que el asunto acabe en divorcio antes de pasar por la vicaría.
http://www.superdeporte.es/colaboradores/2012/08/06/amor-verano/169739.html
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